En la actual sociedad de la información Internet se ha convertido en el principal escaparate de toda empresa. Es imprescindible disponer de una web funcional y atractiva que facilite a los navegantes el acceso a la información. Esta información debe presentarse, en todo momento, de la forma más clara y accesible posible y, por supuesto, estar actualizada ya que las páginas web no son estáticas y no pueden prescindir de una revisión y evolución continuada. De nada servirá lo anteriormente comentado si no llegamos a nuestros clientes. Podemos tener la página web más llamativa, más funcional y más original de Internet pero si no llegamos a nuestro target difícilmente vamos a poder vender nada. Es fundamental estar bien posicionados en los principales buscadores de Internet, ya sea con un posicionamiento orgánico o gestionando campañas de publicidad. Imaginemos a Internet por un momento como un centro comercial gigantesco en el que entramos a comprar un artículo, por ejemplo una estilográfica. Ya pueden tener a la venta una estilográfica Montblanc con un 50% de descuento que como esté expuesta en el tercer nivel del segundo lineal del pasillo del fondo pasará absolutamente inadvertida. Es cierto que Montblanc es una marca tan reconocida y de tanto renombre que podemos acudir directamente al vendedor a preguntar por ella, pero este caso solo es aplicable para el 20% de las marcas, las que todos conocemos. El 80% de las empresas, no disfrutamos de este poder de repercusión. Por ello, y continuando con el ejemplo, si nos decidimos por un artículo que nos ha llamado la atención en el escaparate lo primero que haremos será informarnos tanto por el modelo como por la marca. ¿Y en Internet que sucede? Exactamente lo mismo. Si necesitamos obtener información sobre cómo funciona una empresa lo primero que haremos será acudir a preguntar a las redes sociales y a foros especializados. En sólo uno minutos sabremos perfectamente qué experiencia han tenido otros clientes con esta empresa. El hecho de que una empresa no esté presente en las redes sociales no supone que se vaya a dejar de hablar de ella, ni mucho menos que esté exenta de recibir críticas. Pensar en una dualidad "no estoy, luego no se está hablando de mí" es un error que puede acarrear graves consecuencias desde el punto de vista de reputación online. Tenemos que ser conscientes que en Internet los comentarios negativos se quedan grabados a fuego, y cuesta mucho tiempo y dinero conseguir que no sean visibles tanto en buscadores como en redes sociales. Por estas, y otras razones, es fundamental tener una buena reputación online, puesto que además de comparar precios y calidades, nuestros posibles compradores van a consultar en la Red quiénes somos y qué se dice sobre nuestra empresa. Por todo ello, podemos afirmar que, es vital disfrutar de una presencia adecuada en Internet y es una buena decisión delegar en un equipo profesional responsable y competente que se encargue tanto de nuestra reputación online como de mantener correctamente actualizada nuestra página web, el auténtico escaparate de nuestra empresa.