
Co-branding: Cuando la unión de dos marcas las hace más fuertes
Por Redacción - 22 Febrero 2016
Uno de los primeros ejemplos de co-branding, o uno de los que suelen incluirse como los primeros en los textos sobre el tema, fue una colaboración entre Renault y la firma de joyería Van Cleef and Arpels durante los años 50. Los primeros ponían el coche, los segundos un diseño especial para el volante (que iba lleno de joyas) y juntos presentaban un coche único y especial, que llamaba poderosamente la atención de los consumidores.
El ejemplo es uno que permite ver perfectamente cómo funciona el co-branding y que es exactamente. El co-branding es la asociación entre dos marcas diferentes, que se asocian para crear servicios o productos bajo el paraguas común de sus dos nombres. Cada una de ellas aporta sus mejores características y sus principales valores de marca y los productos se convierten así en una suerte de emblema de lo mejor de ambas. Ejemplos similares más recientes y actuales, los encontramos entre marcas como Seat y Spotify, que como promoción incluía una cuenta premium Spotify a los nuevos compradores de la edición especial de su modelo Ibiza Spotify.
Las marcas emplean el co-brading como una herramienta para mejorar dos puntos concretos. Por un lado, las acciones de co-branding suelen tener un efecto en el reconocimiento de la marca (o al menos de una de las marcas concretas y en algunas de las áreas concretas en las que quieren jugar). Así, por ejemplo, las acciones de algunas marcas deportivas con marcas de nuevas tecnologías refuerzan la posición de las primeras como elementos de última generación, como firmas a la última. Por otro lado, las acciones de co-branding suelen tener un impacto directo en las ventas, ya que funcionan con el tirón de dos marcas diferentes. Esto ocurre, por poner otro ejemplo, con las versiones limitadas de ciertos productos concretos. Se puede ver claramente cuando H&M lanza una colección de un diseñador famoso: es una acción de co-branding entre ambos que tiene un impacto directo en las ventas de esos productos.
Las campañas de co-branding tienen un efecto directo en el consumidor y logran establecer de forma destacada a las dos marcas que participan en la misma. Que sean muy efectivas y que consigan grandes retos no quiere decir, sin embargo, que las marcas deban lanzarse a por estas campañas casi sin red y de forma prácticamente ciega.
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