Por Redacción - 3 Febrero 2011
Siempre desde los tiempos inmemoriales de la civilización romana, tomada como ejemplo por su gran capacidad innovadora que aún sorprende, las técnicas utilizadas para la manipulación de masas han tenido como objeto lograr que los poderosos mantuvieran su cuota de poder, ejecutadas de forma sutil y soterradas el fin perseguido esta lograr que la mayor cantidad de personas siguieran la ejecución de cualquier plan de forma vehemente, ofreciendo así todas las garantías de éxito a quienes las ponían en práctica.
Los estratos socio económicos más bajos y por lo tanto, con menor nivel de especialización, han sido tradicionalmente el público objetivo de lo que ha venido denominándose como “pan y circo”. Evitar las revueltas sociales y mantener bajo control a las masas haciendo que pensaran lo menos posible ha resultado siempre muy eficaz.
Las redes sociales y la interacción de la sociedad- valga la redundancia- en todos los ámbitos, noticias y sucesos que acontecen, han relegado a un plano muy lejano las virtudes que, para los poderosos, han tenido siempre la técnicas de manipulación de masas y, aunque algunas corrientes de opinión han abierto la caja de Pandora al afirmar que los nuevos líderes, los Community Manager, son las nuevas figuras que “guían” los intereses de los usuarios hacia los de las marcas, es muy difícil establecer una relación entre las acciones implementadas por las marcas a través de sus gestores y sus estrategias de marketing y las estrategias clásicas esenciales para la coerción de la sociedad.
Desviar la atención, no cabe ninguna duda que ésta es una estrategia que hasta la llegada de las redes sociales había resultado muy eficaz, desviar a los usuarios hacia contenidos carentes de mensaje y totalmente adictivos, resulta de gran eficiencia para la toma de decisiones complejas sin el obstáculo de las masas.
En el momento actual esa desviación de la atención es simplemente impensable, basta con observar el gran poder que las “masas” tienen en relación a la modificación de decisiones de relevancia.
Problemas y soluciones, uno de los ejemplos más claros de ésta premisa es la crisis económica actual, una crisis que muta de forma permanente y que ofrece soluciones que buscan el mantenimiento de la cuota de poder de los mismos de siempre pretendiendo además, justificar acciones como los retrocesos a nivel socioeconómico de las sociedades.
Aplicación gradual, otro de los preceptos clásicos de la manipulación de masas lo encontramos en la aplicación gradual de las medidas de forma que los pequeños porcentajes doten a quien las aplica de un horizonte temporal más amplio antes que las revueltas se sucedan. Afortunadamente en el momento actual la interacción es total y es poco probable que éstos clásicos no sean conocidos por sociedades cada vez más formadas y cada vez más exigentes que han descubierto el magnánimo poder de la asociación, la propagación y la opinión.
Positivismo inherente al ser humano, los encargados de manejar los hilos del poder saben que la esperanza es inherente al ser humano, es por este motivo que la reacción no suele ser tan adversa ya que siempre se tiene la esperanza que las cosas cambien y mejoren. Así, es mejor tratar al ciudadano como un niño a la hora de explicar medidas que atentan contra su calidad de vida, puesto que la respuesta será menos crítica y virulenta.
Juego de emociones, un recurso eficaz para explicar acciones que se llevan a cabo porque “no queda más remedio”, lo que se pretende lograr con ella es minimizar el raciocinio dejando explícita la emoción… ¿qué queda sino aguantar?, la manipulación de las emociones ha sido, es y será siempre objeto de estudio e investigación, no en vano, los expertos de marketing de numerosas empresas comienzan a realizar su formación complementaria en las universidades de psicología, social, laboral y emocional, que permiten identificar el punto exacto donde se producen las emociones para así identificarlas y dar la respuesta inmediata a las mismas.
Pero… ¿qué sucede cuando estas acciones se llevan a cabo para imponer medidas que atentan contra la calidad de vida y los derechos humanos, para mantener la atención en un foco distinto?... es evidente que estamos ante una manipulación.
Para concluir, rescatar de éstas clásicas armas de manipulación de masas los cambios inherentes a la eclosión de las redes sociales, a la interacción de los usuarios que gracias a su especialización constante y el gran poder que da la unión, están logrando cambiar progresivamente el curso de los acontecimientos.