Por Redacción - 25 Junio 2014
Hay una cosa que prácticamente todo el mundo asocia a Google, más allá de las bondades de sus productos: Google es un gran lugar para trabajar. La afirmación forma parte prácticamente de la cultura popular, gracias a los fichajes de la firma y sus políticas de recursos humanos pero también gracias al diseño de sus oficinas, que los consumidores han visto repetidas en incontables ocasiones en artículos y otras piezas informativas.
Las oficinas de Google - sean cuales sean de todas las que la firma tiene por todo el mundo - son un habitual en las listas de oficinas cool o de oficinas impactantes que de vez en cuando publican los medios.
Las razones están claras: lo menos que toda oficina de Google tiene, según todas las imágenes que hemos visto repetidas una y otra vez, es un tobogán. Luego se suman la habitual sala de juegos, la sala de relax (con sus espacios para dormir siestas y sus sillones para descansar) y las diferentes excentricidades existentes en los diferentes países, desde árboles que crecen dentro de las oficinas, tractores aparcados en algún tercer piso hasta un pub irlandés con más encanto que el clásico comedor corporativo.
ROI de invertir en diseño en las oficinas ha sido más o menos demostrado. Las oficinas con diseño cuidado no solo mantienen alta la moral de sus empleados o consiguen hacer más sencillo la captación de talento, sino que también hacen más felices a sus clientes.
En esa otra mitad que lo consigue, el espacio de trabajo puede incluso llegar a convertirse en un evangelista de los propios productos y de las tendencias que quiere impulsar la marca. Es lo que sucede, por ejemplo, con las empresas de telecomunicaciones que quieren impulsar la comunicación sin hilos o la movilidad. Sus oficinas han empezado a incorporar espacios calientes (se sienta en él quien quiere) y a eliminar los sitios fijos. En sus propios cuarteles generales están vendiendo su propio producto.