En sus marcas… listos... y… ¿¿log out…??
Éste fue el pitazo inicial con el que Mashable, el reconocido blog estadounidense de tecnología, redes sociales e internet, lanzó la convocatoria para su desafío de las “Dos Semanas Desconectado del Social Media”, un reto dirigido a usuarios con verdadera actitud 2.0, dispuestos a desconectarse por completo del mundo de las redes sociales y la blogósfera durante 15 días.
Un genuino duelo de abstinencia para muchos, en un mundo en el que estar conectado se ha vuelto más una necesidad que una elección, cruzando con frecuencia la difusa y delgada línea hacia la dependencia. Para mí, esta ventana se convirtió en el experimento perfecto, una forma de aprender, recordar y medir con disciplina el nivel de autosuficiencia que las redes sociales, a través de sus entretenidas y adhesivas telarañas, nos han dejado mantener en el transcurso de los últimos años.
Y es que para la gran mayoría de los adeptos y seguidores del Social Media en la actualidad (nativos digitales o no) se ha vuelto progresivamente más difícil recordar con precisión las ya “obsoletas” dinámicas de interacción de hace 5 o 6 años atrás, en un mundo sin Facebook, sin Twitter, sin blogs, sin actualizaciones, sin foros en los cuales compartir opiniones, sin dispositivos BlackBerry, iPhone, tabletas o teléfonos inteligentes que nos mantuvieran en línea virtualmente las 24 horas del día.
Keith Kaplan, miembro del equipo de Comunista de Mashable, encargado de orquestar el evento virtual y de ser el contacto entre los participantes y el medio, señala cómo las redes sociales han logrado engranarse en el motor de la sociedad actual: “Con 845 millones de usuarios activos solamente en Facebook, es seguro decir que el Social Media se han integrado a nuestra vida diaria”.
Kaplan también hace referencia a cómo la vertiginosa explosión de las redes sociales a lo largo de los últimos años ha revolucionado la forma en la que las personas y las comunidades interactúan, logrando que la comunicación entre individuos se haya vuelto más dinámica y que el intercambio de información sea significativamente más rápido e inmediato, sin mencionar las ventajas que ha generado en el ámbito de los negocios, proveyendo a millones de empresas y organizaciones una vía de acceso y alcance directo a sus clientes y audiencias sin importar distancias.
El peculiar reto presentaba la elección de cinco individuos como finalistas al desafío. Cinco amantes de las redes sociales con diferentes historias de vida, distintos perfiles, provenientes de diversas áreas profesionales, seleccionados por su pasión hacia el Social Media a través de sus comentarios en la página explicando los motivos por los cuales deseaban tomar parte en el desafío.
Durante dos semanas, los cinco participantes escogidos: una madre y ama de casa (Jamie), un realizador audiovisual (Vincent), una bloguera de moda (Natalia), un periodista digital (Javier) y una fotógrafa (Andrea), saltamos a bordo de un emocionante recorrido a través de las sendas de la cotidianidad, rompiendo la rutina y abandonando el indulgente confort que las redes sociales nos han ofrecido en bandeja de plata.
Dos semanas completas sin Social Media: Lo bueno, lo malo y lo nuevo.
A escasos días de haber iniciado la competencia, el número de llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos personales y mensajes a través de los servicios de datos móviles (Whatsapp, BB Messenger, etc.,) ascendió sorpresivamente a medida que amigos, contactos, compañeros y conocidos intentan comunicarse a través de medios alternativos a las redes sociales. Lo mucho que hemos llegado a depender en tan poco tiempo de medios como Facebook y Twitter para mantener contacto con quienes nos rodean, se convierte en una realidad evidente cuando dejas de tener acceso a estos espacios.
Una de las participantes, Andrea, explicó cómo a raíz de la actividad había redescubierto el valor de la comunicación interpersonal antes de la llegada de las redes sociales: “tengo amigos que ya han comenzado a enviarme correos o mensajes de texto directamente, lo cual encuentro más agradable. Es una forma más personal de conectarnos, algo en lo que considero que deberíamos esforzarnos por lograr con nuestros amigos”.
Por mi parte, uno de los momentos más emblemáticos, bizarros y regocijantes de esta experiencia vino con la llegada de mi cumpleaños en el tercer día del desafío. Por extraño que parezca, aproximadamente el 80% de los mensajes, felicitaciones y buenos deseos que año tras año amablemente recibo en ese día, llegan través de Facebook; un fenómeno que probablemente ocurre también en el caso de los millones de usuarios con perfiles activos en esta red.
No obstante, me alegra confesar que un sorpresivo (y algo halagador) número de personas con las que normalmente interactúo a través de medios sociales enviaron sus manifestaciones en ese día a través de formas alternativas e incluso tradicionales, como tarjetas de papel o cartulina, e-cards por email, llamadas telefónicas de personas que conozco y estimo pero con las que nunca recuerdo haber intercambiado números de teléfono, y hasta un peculiar telegrama cantado enviado de forma automatizada a mi teléfono por parte de una compañera de trabajo sin acceso a su celular durante la jornada laboral.
Algunas de las dificultades más resaltantes durante las dos semanas del reto estuvieron relacionadas a la pérdida de información valiosa y actividades placenteras. Estar desconectado de los temas de actualidad que constantemente alimentan nuestro timeline en Twitter; no recibir los comentarios y demás feedback sobre los contenidos en los blogs; haber perdido la oportunidad de subir una foto durante un gran concierto; la pérdida de valiosos puntos en Foursquare por parte de uno de los finalistas mientras realizaba un largo viaje en avión a través del país y la estrepitosa baja en el número de seguidores debido a la prolongada ausencia de la esfera social, son algunos de los momentos de mayor relieve reflejados por los participantes a lo largo de esta experiencia.
“Es bastante absurdo como puedes llegar a existir sin realmente ver a los demás en persona. Es como si las redes sociales hubiesen creado un espacio entre la realidad y la ficción”, afirma Natalia, una de las finalistas, reflexionando sobre su experiencia inicial en el mundo libre de Social Media.
¿Y usted? ¿Podría sobrevivir dos semanas sin Social Media?