José Llinares es profesor ICEMD en el Programa Superior de...

Ando tiempo molesto con como se está entendiendo esto de las redes sociales. Más molesto cada vez que hablo con más clientes y su absurda obsesión por los “me gustas” (antes “fans”) y los “followers”. Parece que a día de hoy, esto de las redes sociales consiste en tener más “me gustas” y “followers” que mi competencia, ese parece ser el único objetivo por el cual se valora el trabajo realizado en redes sociales.

Pocas métricas son tan engañosas y manipulables como la creación de esos “me gustas” y “followers”, si esa es tu obsesión opta por el camino fácil y barato, no te hace falta tener una estrategia, ni un plan de contenidos ni un community manager. También puedes optar por premios y concursos… esa parece la única respuesta que se sabe dar a día de hoy para cualquier estrategia de captación “¡Hagamos un concurso!”.

Tras la reflexión inicial, uno ya empieza a entrar en razón… quiero “fans” pero naturales, de calidad. Y ahí es donde radica el “quid de la cuestión”, la calidad y ahí es donde debería estar la obsesión. Las redes sociales no tratan de cantidad, tratan de calidad. ¿de qué valen miles de personas suscritas a mi canal que no les interesa ni lo que digo, que no comprarán mi producto? Pues no valen de nada.

Esta obsesión por la calidad, será la que nos empiece a hacer pensar en las preguntas adecuadas. ¿Por qué alguien va querer suscribirse a mi canal de redes sociales? ¿cuáles son las motivaciones de los usuarios para contactar conmigo? ¿voy a saber responder a mis clientes sus dudas? ¿tengo cosas de interés que ofrecerles?

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 José Llinares es profesor ICEMD en el Programa Superior de...
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