
Ando tiempo molesto con como se está entendiendo esto de las redes sociales. Más molesto cada vez que hablo con más clientes y su absurda obsesión por los “me gustas” (antes “fans”) y los “followers”. Parece que a día de hoy, esto de las redes sociales consiste en tener más “me gustas” y “followers” que mi competencia, ese parece ser el único objetivo por el cual se valora el trabajo realizado en redes sociales.
Pocas métricas son tan engañosas y manipulables como la creación de esos “me gustas” y “followers”, si esa es tu obsesión opta por el camino fácil y barato, no te hace falta tener una estrategia, ni un plan de contenidos ni un community manager. También puedes optar por premios y concursos… esa parece la única respuesta que se sabe dar a día de hoy para cualquier estrategia de captación “¡Hagamos un concurso!”.
Tras la reflexión inicial, uno ya empieza a entrar en razón… quiero “fans” pero naturales, de calidad. Y ahí es donde radica el “quid de la cuestión”, la calidad y ahí es donde debería estar la obsesión. Las redes sociales no tratan de cantidad, tratan de calidad. ¿de qué valen miles de personas suscritas a mi canal que no les interesa ni lo que digo, que no comprarán mi producto? Pues no valen de nada.
Esta obsesión por la calidad, será la que nos empiece a hacer pensar en las preguntas adecuadas. ¿Por qué alguien va querer suscribirse a mi canal de redes sociales? ¿cuáles son las motivaciones de los usuarios para contactar conmigo? ¿voy a saber responder a mis clientes sus dudas? ¿tengo cosas de interés que ofrecerles?
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