Por Redacción - 24 Diciembre 2013
Mucho hemos leído sobre que los usuarios muestran en sus perfiles sociales los aspectos más característicos de su personalidad, así como su actividad cotidiana. Gracias a ellos podemos saber no solo su nombre, sino fecha de nacimiento, situación sentimental y lugar de trabajo. Datos sin duda jugosos a la hora de diseñar una estrategia de Social Media.
En cambio, no conviene fiarnos ciegamente de estos datos, sino que es mejor cogerlos con pinzas. Como muestra de esta falta de honestidad 2.0, el estudio publicado a principios de año por OnePoll indicaba que 1 de cada 4 mujeres miente a la hora de mostrar su día a día en la redes sociales, aplicándole algo de vidilla, con el fin de que su time line no refleje una vida monótona y aburrida. Así, estas mujeres mienten descaradamente, inventándose eventos sociales o salidas de fin de semana inexistentes, en incluso vacaciones, cuando en realidad se quedan en casa ahogando su soledad frente al revisor con un tanque de helado entre las manos. Otra mentira muy común es en cuanto a s situación sentimental, donde el 20% de las mujeres reconoce que la sinceridad no es su mejor virtud.
Y es que, sin duda alguna, las redes sociales reflejan nuestra públicamente nuestra personalidad, una imagen que intentamos a toda costa cuidar y adecuar a lo que queremos transmitir de nosotros. Algo que en ocasiones implica "maquillar la realidad".
Por su parte, los varones suelen aparentar entre sus colegas de trabajo, mostrando esa imagen de hombre exitoso y con una actividad social envidiable. Este afán por impresionar es mucho más patente entre los usuarios de género masculino que entre las féminas (22% vs 8%).
En vista de estos resultados, las marcas no pueden basarse ciegamente en los datos sociodemográficos que muestran los perfiles sociales del público objetivo, ni siquiera conocer a ciencia cierta su actividad social. Entonces ¿qué pueden hacer? ¿deberían dudar de todo lo que los usuarios publican en sus redes sociales?
Además de la información estrictamente personal, los usuarios generan todo tipo de interacciones, bien sea con las marcas, o con otros usuarios. Un reflejo de sus intereses es el tipo de contenido que comparten, las páginas que les gustan o sus comentarios y opiniones. Se trata de una orientación que puede ayudar a conocer mejor al público objetivo, saber qué es lo que realmente consigue moverle a la acción, con qué proyectos, temáticas o iniciativas se siente identificado.
De otra parte, los usuarios se muestran dispuestos a participar con aquellas marcas o acciones que realmente le interesan. Así, es relativamente sencillo conocer su opinión, gustos o preferencias sobre una marca o producto, en base a una encuesta o actividad lúdica. Siempre y cuando ésta sea lo suficientemente interesante y creativa para motivarles.
Por tanto, para sacar partido de las redes sociales las marcas han de integrarse en ellas, conocer su lenguaje propio y mezclarse con sus usuarios. De este modo obtendrán información real de primera mano, y con relativamente poco esfuerzo.