Por Redacción - 3 Julio 2015
Uno de los principales problemas que se echan en cara a las redes sociales (y es algo que suele convertirse en material para artículos, análisis y estudios no muy positivos cada vez que aparecen los resultados de Twitter y se dan cifras sobre su masa de usuarios) es que no todas las cuentas que tienen están o bien activas o bien corresponden a un humano. Puede que se acumulen muchos y más perfiles, pero de todos ellos unos cuantos son de quienes entraron en su momento a ver de qué iba todo aquello y nunca más volvieron a interesarse por el servicio y otros cuantos (a veces muchos, para preocupación de las propias compañías) son en realidad fakes, cuentas falsas creadas con fines que van mucho más allá de ver qué pueden estar haciendo los amigos.
Instagram hizo hace unos meses una limpieza de cuentas falsas, que se convirtió en tema noticioso sobre todo porque hizo perder muchos seguidores a los perfiles más famosos de la red social, pero lo cierto es que el problema de los fakes no ha desaparecido de la red social. Instagram es la nueva niña bonita del mundo del social media, el terreno en el que todas las marcas quieren estar y sobre el que se escriben análisis y más análisis sobre todo su variado potencial. Mientras el interés por la red social no para de crecer, tampoco deja de aumentar el interés que los proveedores de fakes tienen en ella.
Según un estudio de un grupo de investigadores italianos, el 8% de las cuentas de Instragram son de hecho cuentas fake, bots que escupen spam.
Hacerse con una legión de seguidores en Instagram y convertirse en una cuenta especialmente popular no es tampoco muy difícil. Las granjas de seguidores que permiten crecer de forma inmediata en Facebook y en Twitter son ya por todo el mundo conocidas y todos saben que solo hay que echar mano de un buscador cualquiera para encontrar seguidores al peso. Lo mismo ocurre ya en Instagram. Los investigadores fueron de hecho capaces de comprar 20.000 cuentas falsas en Instragram por 100 dólares.
¿Cómo funcionan las cuentas falsas en Instagram y qué actividad mantienen? Lo cierto que los bots de spam no solo siguen de forma masiva a otros seguidores (que para eso están) sino que además mantienen la "ilusión" de que están generando actividad. De media, estas cuentas falsas publican unas 6 fotos o vídeos en sus perfiles. Su ratio de seguidores es también mucho más elevado que los de las cuentas "normales". Si un usuario de la red social sigue más o menos al mismo número de personas que le siguen, un fake sigue a 41 usuarios de Instagram por cada follower que tiene.
Además, el modus operandi de los spammers es cada vez más sofisticado y consiguen así burlar los controles que Instagram impone para limitar las cuentas falsas y los malos usos de la red. De hecho, los spammers se hacen con un gigantesco número de direcciones IP para que Instagram piense que las cuentas que se están creando se está haciendo desde lugares diferentes (y no en realidad desde la misma content farm) y también emplean un amplio número de direcciones de mail de los servicios más populares, como Yahoo, Hotmail o Gmail, para pasar el control de acceso de verificación de cuenta.
El problema para las marcas
Pero el problema de Instagram no está solo en las cuentas falsas y por tanto en estos seguidores que inflan los números sin ofrecer realmente nada a cambio. La red social también se enfrenta a un problema en lo que a usuarios inactivos se refiere. De su masa de usuarios, según los datos del estudio, un 29,9% permanece inactivo. Y por inactivo los investigadores consideran el publicar una o menos fotos o vídeos en un mes. Esto quiere decir que unos 3 de cada 10 usuarios de Instagram en realidad no emplean la red social.
La red social no ha contestado a los datos del estudio, lo que en el fondo no acaba más que incidiendo en un punto que el propio análisis denuncia. Según los investigadores, Instagram no es muy transparente en lo que a sus usuarios se refiere. "A pesar de la purga del pasado diciembre y de nuevas medidas para contrarrestar esta tendencia, existe aún una falta de transparencia sobre los datos internos y muy pocos análisis de la presencia real de spambots, especialmente en Instagram", apuntan los investigadores, como recoge Businnes Insider.
Teniendo en cuenta que la base del funcionamiento como negocio de la red social es el atractivo que puede vender a las empresas y que estas desean saber a ciencia cierta a quién están llegando sus mensajes, la situación está bastante lejos de ser simplemente una curiosidad.