Por Redacción - 17 Febrero 2016
Al principio de los tiempos fue el caos. Los usuarios estrenaron con entusiasmo las redes sociales pensando que todo lo que publicasen llegaría al mundo entero (o, al menos, a todos sus contactos), y esperando recibir igualmente todas las actualizaciones ajenas cada vez que entraban en su perfil. Las publicaciones sociales flotaban en un cosmos natural y desordenado y aquello que marcaba que encontrases o no un contenido era únicamente el momento elegido para interactuar con la plataforma.
Pero pronto llegó alguien que quiso poner orden en el caos: Mark Zuckerberg. Facebook cuenta desde hace más de seis años con un algoritmo que pretende ofrecer a los usuarios los contenidos más relevantes para cada uno de ellos, mejorando así la experiencia de uso -y por lo tanto, el tiempo de permanencia en la red social-. Fue una respuesta necesaria a una situación en la que el ruido se acumulaba y hacía falta filtrar los contenidos con los que realmente quería interactuar cada internauta, para evitar una saturación de su atención.
Desde entonces, el algoritmo se ha ido mejorando -o por lo menos modificando y sofisticando- año a año. Si al principio se utilizaban simplemente los "likes" y clics para dar mayor o menor protagonismo a determinados perfiles en el newsfeed de cada usuario, el algoritmo se ha ido volviendo cada vez más complejo para incluir el tiempo de duración de las interacciones o la mayor trascendencia de los vídeos.
Otras plataformas también comenzarán a apostar por esa opción
El algoritmo en función de la "relevancia" y no de un orden cronológico, parecía hasta muy poco un signo distintivo de Facebook, pero este mes Twitter introdujo también esta función en medio de críticas generalizadas. Y es que si algo caracterizaba a Twitter era la inmediatez, el predominio de lo "último". A partir de ahora, cuando actualicemos el timeline aparecerán primero los tuits más importantes, y después el resto, ya ordenados cronológicamente.
Aunque es una aproximación tímida al algoritmo en función de relevancia (solo serán unos pocos tuits) marca un camino que quizá veremos recorrer a todas las redes sociales. Al fin y al cabo, por mucho que se quejen los internautas ante cada cambio, la presencia de una cada vez mayor base de usuarios hace inevitable encontrar cada vez más paja, y eso puede acabar generando un menor interés del usuario en la red social en cuestión, y en los contenidos que halla en su newsfeed o timeline en general.
Y, según informan desde Digiday, muchas marcas esperan también un algoritmo en Instagram. Al fin y al cabo, el alcance orgánico y los niveles de engagement ya han comenzado a caer como consecuencia de la presencia de un mayor número de usuarios y de mayores niveles de actividad. Como les pasó a Facebook o Twitter mucho antes, el volumen de actualizaciones ya empiezan a hacer el feed inmanejable y el algoritmo es la solución para ofrecer a los usuarios los contenidos que realmente les resultan más interesantes y no un batiburrillo abrumador.
Esto también tiene repercusiones para las marcas, pues el algoritmo suele hacer los contenidos menos visibles para muchos seguidores, aunque con la contrapartida de que llegan más precisamente a aquellos consumidores más interesados en ellas. En todo caso, en un contexto en el que las marcas ya han asumido que la única manera de mantener los niveles de alcance y engagement en redes sociales es en muchos casos pagando por ello, el cambio de algoritmo puede suponer más una oportunidad que una amenaza, al menos para quienes ntienen una posición relevante.
Sin embargo, a pesar de que está tendencia por filtrar la información y el "ruido social" a través de procesos automatizados y algoritmos en función de su relevancia, no han sido pocas las voces críticas que han clamado a los cielos manifestando su desacuerdo y malestar en este sentido. También ocurrió cuando Facebook comenzaba a utilizar sus propios mecanismos de filtrado aunque al final, el resultado es que la actividad de sus usuarios siguió desarrollándose incluso aumentando el número de usuarios activos en la propia red social.
Muchos son quienes señalan a quienes manifiestan tales críticas, como aquellos que temen o saben pueden verse perjudicados volviéndose menos relevantes, cuando antes tampoco lo fueron. Y es que ante dichos cambios, puede resultar que los más fuertes puedan volverse más fuertes. Quienes hayan fomentado una gran y verdadera comunidad, notarán evidentes mejoras, pero quienes crean que pueden convertirse en ídolos de masas por el mero hecho "de estar", además de confundidos puede que no hayan entendido nada.
Lo que parece seguro, es que todo parece indicar que esta apuesta por varias y diferentes redes sociales será cada vez más clara, antes o después. Organizar los contenidos de las redes sociales dando visibilidad a los más relevante para los usuarios es una forma, en teoría, de garantizar una mayor interacción, calidad de contenidos y engagement, pero también una estrategia para hacer más fuertes y rentables sus modelos de negocio.
Cuando el orden llegó al caos, lo hizo para quedarse.