
Debemos hablar de tu a tu con nuestros potenciales clientes utilizando las herramientas del marketing directo, y personalizar nuestros mensajes, reforzando nuestra marca, para que cuando actuemos comercialmente nuestros esfuerzos caigan en terreno fértil.
Normalmente un plan de ventas relaciona unos recursos comerciales, que venden una serie de productos, con unos objetivos de ventas fijados, y unos costes directos generados. Por otro lado las empresas disponen de un presupuesto de marketing para realizar una serie de acciones, con suerte con el dato del número de impactos que van a generar sobre unos potenciales clientes mejor o peor caracterizados.
Esta situación, que hasta hace poco funcionaba gracias a un entorno amable para las ventas, hoy no es aceptable. Los equipos comerciales ven su nivel de ventas reducido y no siempre tienen las herramientas para salir de una espiral descendente en resultados. Hay que hilar muy fino. El marketing y las ventas van en una bicicleta para 2, tienen que dirigirse en la misma dirección y pedalear al unísono, ambos con todas sus fuerzas. Sino, no conseguiremos subir el puerto de montaña que tenemos ante nosotros.
El plan comercial y el de marketing deben estar integrados
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