Por Redacción - 9 Febrero 2016
Si algo ha quedado claro en los últimos tiempos es que el vídeo se ha convertido en una pieza fundamental en la estrategia de las marcas. Los vídeos tienen una muy buena acogida y consiguen buenas cifras de engagement. Las marcas se están lanzando a la creación de estos contenidos y están logrando posicionarse en este territorio. Las fórmulas son muy variadas. Las marcas crean sus propios vídeos, comparten vídeos ajenos, se posicionan en los vídeos de los demás o se convierten en la publicidad que permite ver los vídeos que los internautas realmente quieren ver.
Pero ¿qué tipo de vídeo es el que está triunfando en la red? Cuando empezaron a circular los vídeos en internet y cuando se empezó a producir este tipo de contenidos, el consejo que se daba siempre era que el vídeo fuese corto y que nadie quería ver realmente un vídeo de larga duración. Un par de minutos era lo más adecuado, se decía (y, además, en el principio de la fiebre del vídeo subir el contenido no era tan fácil). Luego cambiaron los hábitos, los tipos de conexiones y el modo en el que se consumían los contenidos y se modificó el tipo de vídeos que las marcas podían hacer y, sobre todo, que los consumidores estaban dispuestos a ver. Había comenzado la fiebre del longform y las recomendaciones para crear contenidos más variados, más completos y perderle el miedo a las largas extensiones de contenido. Los consumidores querían contenidos de calidad y de profundidad y todo el mundo se lanzó a intentar comprender el modelo (aunque en realidad triunfar en el terreno del longform no es tan fácil).
Las modas y las tendencias han ido modificando lo que se hace en vídeo y lo que se espera y está creando una nueva tendencia. Lo cierto es que los vídeos están volviendo un poco al origen (aunque no son exactamente lo mismo) y ahora la gran tendencia viene a ser lo breve, aunque no cualquier tipo de breve.
La culpa de este retorno de lo concreto y de lo breve está en las redes sociales. Las nuevas aplicaciones sociales están imponiendo esta vuelta a lo corto y están creando una nueva oleada de contenidos de breve duración. El vídeo ha conseguido un nuevo impulso gracias al protagonismo que recibe en redes sociales como Facebook y a la aparición de apps, como Meerkat o Periscope, que permiten crear contenidos en directo. Las demás redes sociales se han unido a la tendencia y se han lanzado a crear escenarios en los que se pueden compartir contenidos y más contenidos en vídeo, aunque todos estos esfuerzos tienen en común que deben ser breves y concisos.
Por poner un ejemplo, Snapchat consigue ya cifras de impacto, como apuntan en un análisis de VentureBeat. En enero se vieron cada día 7.000 millones de vídeos en la app (en Facebook las cifras son de 8.000 millones de vídeos, aunque tiene una base 15 veces superior de usuarios), gracias al peso que estos tienen entre los contenidos que publican sus usuarios. Pero Snapchat no es la única que permite subir vídeos. También lo hacen redes sociales como Instagram o Twitter. Twitter, que ya estaba apostando por el vídeo con Vine, ahora también permitirá subir esos contenidos y grabarlos de forma directa desde la propia red social, gracias a una actualización prevista para su app de Android e iOS.
¿Qué es lo que tienen en común todos estos vídeos? Todos tienen que tener una duración breve, ya que casi todas estas plataformas obligan a una duración determinada y escasa. Los límites suelen andar en los 30 segundos, lo que hace que quienes publican vídeos tengan que apostar por el mensaje concreto.
Un nuevo storytelling
A medida que más y más redes sociales se van sumando a la tendencia y a medida que más y más consumidores son potenciales receptores de este tipo de contenidos, más y más interesadas están las marcas en ellos. Las compañías están lanzadas a aprovechar el tirón de este tipo de contenidos y a emplearlos para conectar con los consumidores y difundir sus mensajes.
Pero la clave para destacar entre este nuevo segmento de los vídeos no está solo en ser capaz de crear contenidos de breve duración y hacer, por tanto, vídeos breves. No vale con sacar el móvil y grabar un par de segundos para contar con el material que se necesita. Ahora las marcas tienen que aprender algo nuevo: tienen que aprender a contar historias en estos nuevos escenarios. Porque lo que este boom de los microvídeos está generando es, en realidad, una nueva manera de contar historias.
Como suele ser habitual, las marcas tendrán que pensar antes en el continente para ser efectivas en el contenido. Las diferentes redes sociales propician diferentes tipos de vídeos y diferentes tipos de mensajes. Por otra parte, las historias tienen que ajustarse al formato. Hay que ser capaces de contar algo con sentido en escasos segundos y de hacerlo además de una forma que realmente conecte con el receptor.