Por Redacción - 8 Noviembre 2016
Cuando se acerca la Navidad, las tiendas empiezan a llenarse no solo de productos temáticos y asociados de forma directa a las fechas por su naturaleza, como turrones y polvorones, sino también de versiones festivas de productos que se venden durante todo el año.
Las marcas de refrescos hacen versiones navideñas de sus latas y de sus botellas, las cajas en colores rojos y verdes invaden los pasillos de prácticamente cualquier lugar y las tiendas no solo aumentan la cantidad de papel de regalo que tendrán disponible en tienda sino que también sacan de su almacén las bolsas temáticas, para que con cada compra el consumidor salga a la calle confesando que ha comprado y que ha comprado para la Navidad.
La Navidad es por tanto un período de consumo con un packaging especial y en el que todo el mundo quiere jugar con ello. ¿Por qué el packaging navideño es tan importante y por qué abarca a prácticamente todos y cada uno de los sectores? La clave está en la importancia de la propia Navidad. Si nos podemos encontrar desde con botellas navideñas de ginebra, con copos de nieve para poner en contexto al producto, no es por casualidad.
La campaña de Navidad es uno de los momentos más importantes del año para muchas marcas y para muchas tiendas, uno de los que permiten hacer una parte más importante de la caja. Incluso para aquellas firmas para las que la Navidad no es un período decisivo y en el que se hacen las ventas más importantes del año, la campaña es un período de ventas elevado, en el que se hacen cajas de impresión. Por ello, las firmas quieren conectar con el consumidor y buscan entrar en el espíritu navideño, crearlo incluso si es necesario para que sus potenciales compradores se hagan con sus productos.
Y, en esta carrera por posicionarse, el packaging es un arma muy efectiva. Las compañías apuestan por crear un packaging creativo y diferente, uno que llame la atención y que logre así conectar con el consumidor, atraerlo. El packaging navideño, especialmente cuanto más creativo y más llamativo es, ayuda a destacar sobre los demás jugadores, algo fundamental en un terreno en el que todo el mundo está intentando hacer la mayor caja posible y en el que, por tanto, está generando ruido y más ruido. Además, ser muy creativo permite convertirse en viral, hacer que los propios consumidores hagan el trabajo de la campaña de Navidad.
Pero sin duda el packaging navideño funciona especialmente como herramienta para meter al consumidor en la Navidad. Es decir, todas esas presentaciones que juegan con el rojo, el verde y el dorado (los colores de la Navidad gracias al uso cromático que de ellos se hacía en la Edad Media) ayudan al consumidor a sentir que es Navidad y a crear ese marco festivo que les llevará a conectar con la fecha y a comprar.
A todo ello hay que sumar que los propios consumidores han hecho ya del packaging especial para la Navidad algo esperable. Es decir, ellos mismos esperan que las marcas cambien su packaging durante las fechas y que lo adecúen al espíritu de la Navidad. En el caso de algunas marcas, por otra parte, ver lo que están haciendo durante la Navidad se ha convertido en un clásico.
Ocurre con las tazas de Starbucks. La compañía lanza una taza especial para el período navideño, que aparece antes de que la Navidad llegue oficialmente (la taza aparece sobre el mes de noviembre) y que es esperada por los consumidores con interés. La de este año (verde y con imágenes de personas) se convirtió en bastante polémica, cuando ciertos grupos quisieron ver extrañas conexiones religiosas, pero sea como sea ha sido viral y ha tenido un alcance mundial (incluso aunque solo está limitada a Estados Unidos) .
Otra compañía que hace del packaging de Navidad y de la campaña de Navidad en general algo especial es Coca-Cola. La firma hace acciones diferentes en cada país (en Reino Unido ha arrancado una cuenta atrás antes de desvelar el packaging y en Japón ha lanzado una versión especial que convierte a la etiqueta en un lazo de regalo), pero en general consigue crear mucha expectación y asentar su packaging como algo memorable y especialmente navideño.