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Esta es una de esas ocasiones en las que ante el aprendizaje cabe preguntarse, ¿qué es la causa y qué el efecto?
La profesión de Community Manager fue vista en sus orígenes como totalmente innovadora y con un cierto matiz de “excesiva facilidad de acceso y éxito” lo que derivó en serios obstáculos que las marcas no supieron solventar y que terminaron con su reputación online.
Somos humanos así que aprendimos de nuestros errores y, la profesión de Community Manager comenzó a ser ejemplo inequívoco de nuevo líder de opinión. Todos queríamos ser Community Manager y nos preguntábamos una y otra vez ¿Quien puede ser Community Manager? ¿Son los gestores de comunidad realmente expertos en áreas específicas que- además- cuentan con las habilidades sociales necesarias para generar el ansiado “engagement”? o ¿son simples ilusionistas que venden comunidades con muchos fans y seguidores en las que se muestra un servicio al cliente eficiente que avanza armónico y sin sobresaltos en crecimiento horizontal?
Sería altamente recomendable decir que un Community Manager es el equilibrio entre ambas cosas. No debemos olvidar que si algo tiene esta nueva cultura empresarial basada en el emprendimiento individual, especializado y en asociación, es la exigencia, que se basa en un constante proceso de aprendizaje, especialización y perfeccionamiento. Combinar la creatividad con la planificación, ya sabemos que es clave para evitar las crisis en las redes sociales.
Nadie es Community Manager desde hace 15 años
Formación en marketing y estadística, así como una especialización en el mercado o industria de la marca con la que trabaja son indispensables pero, habilidades para comunicar, empatía, honestidad y pasión, son tan necesarias como las anteriores en la búsqueda de la reputación y el crecimiento derivado, que entrega la adecuada gestión de una comunidad.
Es evidente que hablamos de profesionales con un ciclo de vida corto, lo que supone una mayor definición del puesto construido a medida que avanzamos en el ciclo de la nueva empresa social.
Elegir un buen Community manager hoy está al alcance de un clic, transitamos por el acceso total y libre a la información. Con tan sólo 3 pasos podemos conocer los perfiles sociales de cualquier usuario en la red.
Medir la influencia de un Community Manager no presenta dificultad alguna, la clave está en saber que el mercado hoy necesita personas (profesionales) con capacidad para vincularse con la pasión y trabajar con la razón, hacer de la construcción de marca su forma de vida y aplicar de forma permanente los valores y la ética como filosofía de marca.
Las influencias se construyen en el largo plazo, nadie es Community manager desde hace 15 años y la profesión ha experimentado un crecimiento vertiginoso con la llegada de las “emociones” al mundo empresarial. Un Community Manager profesional e ilusionista, tomado desde la acepción vinculada a la “venta de ilusiones” sinónimo de emoción, es un gran tesoro.
"Buscamos un Community Manager profesional e ilusionista"
Si nuestra marca está buscando un Community Manager, debemos comenzar confiando en nuestro criterio, elegir un profesional por su influencia en red, su trayectoria, la constancia de sus acciones y sus pequeños logros. Remunerar adecuadamente es la base de la motivación y la pasión y, sin duda, generará la confianza suficiente para iniciar la evangelización y fidelización con la marca.
No, la profesión de Community Manager no está pensada para todo el mundo, más allá de los conocimientos adquiridos es necesario hablar el lenguaje social, que es el que hoy se impone en el entorno de la empresa.
Los códigos, los mensajes, las reglas del juego son ampliamente conocidas y subyacen en cada interacción, un Community Manager interactúa en nombre de la marca en el mundo real (de donde obtiene el feed-back) y el virtual, donde interactúa y permanece alerta a las crisis.
Pero también debemos confiar en su profesionalismo y saber delegar sin obstáculos, dejémosles trabajar, innovar, gestionar, la figura del Community Manager es hoy indispensable para lograr la “experiencia del consumidor”. ¡Una realidad que aún hoy, para muchas marcas, es una ilusión!
