Por Redacción - 2 Octubre 2017
En los últimos tiempos, los vídeos se han convertido en un elemento decisivo en la estrategia de redes sociales. Las marcas y las empresas se han lanzado a la carrera para crear este tipo de contenidos, ya que por un lado se han convertido en uno de los elementos favoritos de los usuarios de redes sociales, que los ven, los comparten y responden a ellos, y por otro lado en uno de los favoritos de los algoritmos que regulan los feeds, que los premian con el esquivo alcance orgánico.
Pero ¿qué se debe tener en cuenta a la hora de posicionarse en el mundo de los vídeos para redes sociales? De entrada, crear vídeos no es algo fácil y sencillo. Implica un trabajo nuevo y añadido para el que posiblemente no estén preparados todos los miembros del equipo de redes sociales. Por otro lado, hay que aprender un nuevo lenguaje, el específico del contenido en vídeo para redes sociales.
Y en este último punto deben tenerse en cuenta las características específicas que funcionan en estos vídeos y las que lo hacen en otros escenarios. ¿Qué tienen en común los vídeos que funcionan en redes sociales? En Hootsuite han hecho un análisis del que pueden sacarse las siguientes conclusiones.
A pesar de que cada vez consumimos contenidos de mayor duración en internet, eso no es justamente lo que buscamos cuando hacemos clic en uno que haya publicado una marca en redes sociales. Los estudios lo demuestran y las prácticas de las empresas también. Así, los consumidores prefieren que sean vídeos de unos 60 segundos (es lo que piden dos tercios de los consumidores) y los expertos recomiendan quedarse en la horquilla de los 30 a 90 segundos. En conclusión, no debe sobrepasarse el minuto y medio.
Igualmente, el contenido no debe cargar en exceso el vídeo. Esto es, no debe haber demasiado texto o no debe ser muy difícil seguirlo. Lo mejor es crear listas numeradas, que harán que el espectador lo siga fácilmente y que funcionan.
Parece obvio, pero sigue siendo algo que hay que repetir a los responsables de estrategia. Se debe pensar dónde se va a publicar ese contenido y también cómo lo verán los espectadores (no es lo mismo un vídeo que será reproducido en un ordenador que en un móvil). En Facebook la mayor parte de las veces hay que asumir que el vídeo se verá en algún dispositivo móvil y, además, en las redes sociales los espectadores suelen ver esos contenidos sin sonido.
Este último punto lleva a la siguiente cuestión: si un 85% de los vídeos en Facebook se ven sin el sonido activado, algo habrá que hacer para que se pueda seguir ese contenido. La solución son los subtítulos. El texto ayuda a que se siga el contenido y mantiene la atención del espectador. Quizás, en los tiempos del vídeo en redes sociales hay que pensar en términos casi de película de cine mudo.
¿Para qué ha lanzado la empresa este vídeo? ¿Qué es lo que se quiere conseguir con el mismo? De entrada, se podría decir que los vídeos en redes sociales se crean y se lanzan porque se han convertido en la única forma de lograr alcance orgánico y de ser bendecidos por el algoritmo de la red social de turno, pero esta no debe ser la única razón. El vídeo tiene que servir para algo claro y tiene que llevar a los consumidores/receptores a algo. El lenguaje tiene que ser claro y conciso, permitiendo a la audiencia comprender qué se está diciendo con esto. Y, al mismo tiempo, hay que crear una proposición de valor clara.