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Neuromarketing no es lo mismo que hacer un marketing diferente

Una empresa puede utilizar el neuromarketing sin hacer nada nuevo

Cada vez es más frecuente oír hablar sobre el neuromarketing, el cómo la parte emocional de nuestro cerebro, la irracional, impacta a la hora de comprar y, por consecuencia, en la forma de hacer marketing.

Neuromarketing, una bonita palabra que quizás genere en la mente de quien lo oye la idea de que el marketing avanza hacia algo más bonito, lejos de la venta funcional de productos fríos, de utilidad y valor únicamente racional.

Espejismo de esta realidad puede ser también pensar que, al buscar las empresas incidir en cierta manera en lo emocional y lo experiencial, nos encontremos en una nueva fase, una nueva etapa que aleje a las empresas y a su marketing de lo puramente capitalista y consumista, basada más en alcanzar la rentabilidad y riqueza de los propietarios de las grandes marcas, que en dar satisfacción plena y armonizada a todas las personas que rodeen el quehacer de una empresa o negocio.

Esta sensación va acompañada a algo más sobre el que el marketing actual se ve claramente salpicado. La era digital. Lo online, las nuevas tecnologías y un montón de oportunidades reales se traducen hoy día en otro marco para el marketing. Lo social, cuyo marketing tiene sus propios medios digitalizados.

Ciertamente lo social, lo digital y la parte emocional de todo consumo abren una nueva realidad al marketing. Da igual llamarlo nuevo marketing, marketing social o con cualquier otro adjetivo. La diferencia sobre el marketing tradicional no radica en el uso de alguno de estos 3 ingredientes sino en el deseo o mentalidad expresa y veraz de que una empresa no busca ni desea, en primera instancia, enriquecer a su accionariado sino ser medio de satisfacción y crecimiento para su público.

Visión algo idealizada del potencial del nuevo marketing pero no hay alejarse de la principal crítica sobre la oportunidad que surge.

Una empresa puede utilizar el neuromarketing sin hacer nada nuevo. Abrir una nueva variable en su forma de hacer marketing dentro de un negocio que lucha en un mercado saturado, segmentado por las vías tradicionales-funcionales sin incidir en lo emocional que hay detrás de toda acción humana.

Tratar de emplear las emociones para hacer el mismo marketing masivo, consumista y capitalista no deja de ser hacer lo mismo pero empleando una innovadora o simplemente "no tradicional" herramienta cuyo potencial no acaba siendo explotado en su totalidad, ni en beneficio de todos.

Quizás el objetivo de todo estudio de neuromarketing sea tratar de "buscar la racionalidad en lo irracional" y comprender así más al ser humano y lo que hay detrás de él pero, al igual que prácticamente en todo, siempre hay deseo de lucro privado cuya inmediata consecución se ve superada por el reto de emplear una puerta hacia el desarrollo común y público. Pero, en definitiva, lo importante es que emplear el neuromarketing no siempre se traduce en hacer un nuevo o diferente marketing.

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