Por Redacción - 22 Octubre 2015
Las opciones para acceder a los contenidos audiovisuales son cada vez mayores. Si hace unos años los consumidores solo podían ver la televisión y por tanto estaban limitados a sus horarios y al servicio que las cadenas de televisión les ofrecían, ahora la oferta es mucho más amplia y variada gracias a internet. La red se ha llenado de propuestas para acceder a contenidos y ha hecho que los consumidores puedan escoger cómo verlos. Ahora hay contenidos en streaming que llegan de los medios tradicionales, de nuevos medios nacidos al calor de la red e incluso de los propios internautas.
Este boom de los contenidos en internet tuvo un impacto directo sobre las tasas de consumo de televisión tradicional. En algunos mercados y en algunos grupos demográficos, el consumo de televisión está cayendo y los consumidores están migrando directamente a la red. La tele de siempre está perdiendo espectadores, que está moviéndose a otros escenarios.
Pero la mayor oferta no solo puede tener un impacto en cómo vemos los contenidos, quizás también podría impactar en las tasas de consumo. Si existen más opciones, si existen más contenidos y si es más fácil encontrar algo que realmente se quiera ver, ¿no acabarán los consumidores dedicando más tiempo a los contenidos y no destinarán más horas a ver contenidos audiovisuales? ¿Tendrá el aumento de la oferta un aumento en las tasas de consumo y hará que las marcas se tengan que centrar por tanto directamente en este tipo de contenidos porque son los que los consumidores consumen cada vez más?
Según un estudio de la Universidad de Texas eso no va a ocurrir: que la oferta haya aumentado y que los consumidores estén rodeados por series y más series que son cada vez más fácilmente consumibles no quiere decir que los espectadores estén lanzándose a un aumento de consumo. Esto es: la migración del consumo de la televisión de la televisión tradicional a internet no ha empujado a los espectadores a ver más horas de contenidos.
"Algunos artículos en los medios han predicho que ya que la gente tiene más acceso a ver lo que quiere cuando quiere va a dedicar más tiempo a ver la televisión", explica Stan Liebowitz, uno de los responsables del estudio, para, con los datos en la mano, negar esta predicción. El estudio de los datos de consumo y de las tendencias audiovisuales de lo que ha sucedido hasta ahora no permite concluir que eso será lo que sucederá.
Los consumidores siguen teniendo el mismo tiempo disponible, ya que el día sigue teniendo 24 horas, y que exista mucha más oferta no implica que vayan a destinar un mayor porcentaje del mismo a los contenidos. Lo que sí sucederá es que se volverán más selectivos: verán lo que realmente quieren ver.
Esta conclusión (el hecho de que los espectadores no dedicarán más tiempo a los contenidos) supone un toque de atención tanto para marcas como para medios de comunicación. Las primeras tendrán que ser mucho más eficientes a la hora de elegir los contenidos a los que se quieren ligar, ya que resultará más importante que nunca escoger el contenido exacto para el segmento concreto al que se quiere llegar. Para los medios, la situación obligará a ser mucho más eficientes a la hora de crear contenidos que realmente interesen a los consumidores. Si no interesan, no los verán.
Por otra parte, el estudio también se ha centrado en las nuevas fórmulas de consumo. Internet ha abierto la puerta a lo que se conoce como binge watching en inglés y que en castellano suele denominarse maratones de series. Los consumidores ven de una sentada varios capítulos de una serie o de un programa, encadenando uno con otro. Estas experiencias de consumo son cada vez más frecuentes pero, aunque pueda parecer lo contrario, no cambian tampoco el volumen de tiempo dedicado a los contenidos. Puede que los consumidores vean más cosas más seguidas, pero el total de tiempo que destinan a los contenidos televisivos sigue siendo el mismo.
Internet aumenta el disfrute
Aunque el estudio deja claro que la red no hace que la gente vea más contenidos y dedique más tiempo a series y programas televisivos, la revolución online sí ha cambiado cosas muy importantes en el consumo de televisión. La televisión en internet ha hecho que los consumidores disfruten mucho más de lo que ven.
Los consumidores están consiguiendo ver realmente productos que se adecuan a lo que les gusta y les interesa, ya que al aumentar la oferta es mucho más sencillo encontrar lo que realmente les gusta ver y los programas que más se ajustan a ellos mismos.
Un cambio en el modelo de negocio
Todas estas realidades hacen que los jugadores de este terreno de juego tengan que cambiar su modelo de negocio y tengan que reajustar el papel de los anunciantes. En el mundo de la televisión tradicional, los medios soportaban su negocio gracias a la publicidad. Dado que los consumidores veían cierto tiempo de contenidos, las televisiones vendían anuncios que les reportaban ingresos.
En un mercado en el que se destinan las mismas horas a los contenidos pero hay una mayor oferta, el tiempo que se dedica a los anuncios también se ha dinamitado y para los jugadores que intentan hacerse con el mercado de la televisión online es más difícil financiarse echando mano del visionado de anuncios. Dado que las horas de consumo no van a aumentar, tampoco habrá más tiempo de anuncios en el futuro. Esto hace que el sistema más viable para estas firmas sea, apunta el estudio, optar por modelos de subscripción (a lo Netflix) y no por modelos freemium.