Por Redacción - 7 Diciembre 2015
Hace unas décadas, ver la televisión era una actividad que se hacía en familia y con toda la atención puesta en la pequeña pantalla. Los espectadores se sentaban en el salón de casa, veían todos juntos la televisión y comentaban lo que estaban viendo y lo que tenían delante. Nada distraía su atención y nada interrumpía el proceso de visionado. Con el paso del tiempo las cosas cambiaron. Primero las casas se llenaron de televisiones en las que cada uno podía ver lo que quería y rompió la dinámica de la familia unida. Luego apareció internet y la cosa cambió todavía más.
La tele ya no solo tenía que competir con la tele, sino que tenía que competir con la red. Internet es una fuente inagotable de contenidos y una que está impulsando un nuevo modo de consumo de los mismos. En internet no hay que ver los contenidos cuando ocurren, sino que se pueden adaptar a los gustos y a las necesidades horarias del consumidor. No fue el único impacto que tuvo la red. La llegada de las segundas y hasta las terceras pantallas ha hecho que la atención se divida entre muchos más puntos de interés y que mientras se hace una cosa, digamos ver la tele, se hagan muchas otras cosas más.
Los espectadores están viendo todo el rato las pantallas de sus móviles y hablando con sus contactos en redes sociales o en las aplicaciones de mensajería. Para los responsables de las cadenas de televisión, esta situación es una amenaza, un problema, y tienden a verlo de forma siempre negativa. Los móviles están robando una parte muy importante de la experiencia de ver la televisión, la atención prestada a los contenidos, y están haciendo que los mensajes de las marcas queden diluidos, se quejan. Pero lo cierto es que los móviles tienen otras funcionalidades y pueden ser usados de una forma más afín a los intereses de las televisiones. Los móviles son la clave para la social TV y esta se puede convertir en uno de los elementos que ayude a posicionar a la televisión en el futuro.
La social TV es, como su nombre bien indica, la fusión entre el uso de las redes sociales y la experiencia de ver la tele. Los espectadores comparten sus impresiones sobre lo que están viendo en la tele en (sobre todo) Twitter y otras redes sociales e interactúan entre ellos sobre ese tema. Según datos de Nielsen, el engagement que se consigue a través de estos canales, podría ser la clave para mantener con vida a la televisión tradicional o al menos para revitalizar su existencia.
El impacto de la social TV
La compañía ha analizado la relación entre los espectadores, los tuits sobre esos contenidos y los efectos que tienen sobre el visionado. Según sus conclusiones, la mayoría de los tuits que se producen sobre un contenido televisivo son publicados en el momento exacto en el que se emite ese programa. Cada tuit tiene además un impacto que va más allá de las personas que están viendo realmente el programa y sirve por tanto para influir en comportamientos futuros de visionado de televisión o para dirigir a las audiencias a recuperar el programa perdido en streaming.
Así, de los 96 programa que salieron a la palestra en la temporada de otoño en Estados Undos, las menciones en Twitter se concentraron en sus emisiones. Un 57% de los tuits que se publicaban cada semana sobre estos programas lo hacían mientras los emitían. Las cifras son más elevadas en ciertos programas en concreto. Cuando se analizan los datos de los realities, se descubre que en este caso son el 67% de los tuits los que están ligados al tiempo real.
El momento álgido en los tuits es también el momento álgido en la emisión. Cuando se está produciendo ese momento "que lo cambia todo" es cuando los consumidores se lanzan a tuitear más que nunca. Al margen de esto, los puntos que generan más interés y que protagonizan más mensajes son el programa en sí (el análisis del mismo como producto) y también el analizar lo que ocurrirá a continuación. El próximamente tiene una gran tracción en Twitter.