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La crisis económica ha cambiado nuestros hábitos de consumo, nos hecho apretarnos el cinturón y de esto se han beneficiado los low cost, que copan nuestra cesta de la compra.
Pero no sólo utilizamos precios bajos en los bienes de primera necesidad con las conocidas marcas blancas, el éxito del bajo coste se traslada a productos de moda, ocio, electrónica o equipamiento del hogar.
Las marcas blancas o de distribución, están cada vez mejor aceptadas y valoradas por los consumidores. En los sectores en los el bajo coste va seguir teniendo mucho peso, va a ser en la alimentación y en la droguería. El éxito de las marcas blancas se debe al bajo coste y a la percepción de que las grandes marcas están detrás de ellas.
En contrapartida algunas firmas de productos han invertido en campañas en los medios masivos, cuyo objetivo es comunicar que no fabrican para otras marcas, además están aplicando continuos descuentos para no desaparecer de los lineales de los supermercados.
Si se analizan otros sectores como el de la moda, podemos observar el triunfo de los outlets, en los que se vende productos con alguna tara o de temporadas pasadas, a un menor coste, también son protagonista las grandes cadenas de moda, sobre todo las más baratas sin olvidar el muestrario en el sector textil de los grandes superficies.
En definitiva los consumidores hoy día contrastamos precios, sopesamos la relación calidad-precio, comparamos varios presupuestos y nuestras compras son cada vez más meditadas.
Qué pasará cuando la crisis acabe ¿Seguirán teniendo éxito los productos de bajo coste?¿Se volverán a adquirir los productos que el consumidor entiende que cuentan con un extra de calidad?
