Resulta difícil sin duda asimilar la posibilidad de que en un plazo de 15 o 20 años, tal vez menos, las tiendas y comercios tradicionales cierren sus puertas para dar paso a una nueva generación de comercios y negocios instaurados 100% en el comercio electrónico. Sin embargo, esta pudiera ser tan solo, parte de una evolución lógica y constante como lo han sido los grandes cambios que a lo largo de la historia se han sucedido para transformar el comercio actual.
Para nada puede parecer descabellado el pensar que así ocurrirá tarde o temprano. La crisis quizás haya servido para acelerar este proceso empujando a cientos de comercios a cerrar sus puertas. Los negocios a pie de calle han dejado de vender como lo hacían antes, pero aunque muchos puedan pensar que es una consecuencia de la caída generalizada del consumo, la otra realidad, la del comercio electrónico, nos demuestra que se sigue vendiendo.
Es innegable que la crisis ha mermado parte del poder adquisitivo de muchos consumidores, pero esto también ha conllevado a que los propios compradores se vuelvan menos impulsivos y hagan de sus compras, todo un proceso de búsqueda de oportunidades, ofertas y promociones constantes donde internet parece tener ganada la batalla.El ecommerce comienza a comerse al comercio tradicional.
Curiosamente, algunos informes como el desarrollado recientemente porla consultora PricewaterhouseCoopers (PwC), afirman que "a pesar de la creciente participación de compradores online en las redes sociales, las tiendas físicas continúan siendo el principal lugar para las compras, mientras que las redes sociales son utilizadas para buscar productos y ofertas", sostiene el informe. Sin embargo, limitar las actividades de comercio electrónico a este tipo de plataformas más bien parece un intento de maquillar una tendencia creciente y donde cada vez más comercios y minoritas se ven implicados.
El ecommerce es una realidad que no podemos ignorar, y que además extiende sus tentáculos gracias a las nuevas tecnologías y dispositivos móviles para tener al consumidor siempre enganchado. La comodidad de realizar las compras evitando desplazamientos, y sumando la posibilidad de adquirir productos más baratos son sin duda algunos de los alicientes que están impulsándolo de forma vertiginosa. Todo ello sin mencionar la nueva tendencia del Shopping Express de la que hablábamos recientemente y que como principal objetivo tiene el de reducir y acelerar al máximo los procesos de compra, envío y recepción de los productos para hacerlos llegar a las manos del comprador en un plazo de tiempo super-reducido.
No es de extrañar por ello encontrarnos con los típicos carteles de "liquidación", "traspaso de negocio" o simplemente las puertas de un negocio cerradas por ser sencillamente inviable e insostenible para sus gerentes y propietarios. Incluso conversar con algún comerciante que se queja de vender poco, cuando sus productos se están vendiendo a miles a través de internet. ¿No les resulta hasta curioso?
Ante este escenario nos encontramos con tristes aspectos de esta cruda realidad. El primero, que no se puede negar que la crisis ha perjudicado la proliferación del consumo como lo había sido en antaño. La segunda, que lamentablemente, la mayoría de comerciantes y minoristas no están preparados para dar este gran salto. Sin embargo, donde unos ven crisis, muchos ven sin duda oportunidades. Existen grandes ejemplos de tiendas online en nuestro país que han sabido hacerse un hueco especializándose en un segmento concreto en el mercado y capaces de ser competitivos ante la feroz estrategia de gigantes de la red como eBay o Amazon.
Mi padre y yo solemos hablar mucho de ello. Mi madre cerró su tienda por diferentes motivos. Algunos personales. Pero sin duda el negocio ya no funcionaba como lo fue cuando la gente aquí en una ciudad pequeña siempre transitaba por las calles comerciales para visitar las tiendas. Ahora la gente pasa de largo y muchos entran a los comercios solo para preguntar y marcharse con un "bueno gracias, ya volveré en otro momento". Evidentemente de las gracias el comercio tradicional no conseguirá sobrevivir a los cambios de los que todos estamos siendo testigos.
El ecommerce ha llegado para quedarse. No lo digo yo, pero podría bastar simplemente con dar testimonio de mis propios hábitos de compra. Sin moverme casi de casa o en cualquier lugar y momento, el 80% de mis compras ya son online. Calzado, películas, videojuegos, tecnología, juguetes, etc... de momento parece ser que el frutero y el carnicero se sienten aliviados pero quizás también sea solo cuestión de tiempo.
Vuelvo a formular la pregunta ¿Cerrarán sus puertas los comercios tradicionales en un plazo de 10 a 20 años? ¿Tal vez menos? ¿Qué opina usted?