Por Redacción - 14 Marzo 2017
¿Son los adolescentes unos consumidores que están obsesionados con la tecnología y que no hacen nada si no pasa por esa vía? Uno podría hacerse esa pregunta si se cruza, un día cualquiera, con varias personas de este grupo demográfico. Lo más probable es que un número importante de ellos o en un porcentaje elevado de su tiempo están pegados a las pantallas de sus móviles, usándolos para prácticamente cualquier cosa.
Pero lo cierto es que no solo la observación informal puede aportar señales de alerta: la más formal también lo hace. Los estudios se han centrado de forma notable en esta cuestión y han abordado una y otra vez el tema, ya que los adolescentes de hoy en día son considerados la primera generación que es de forma absoluta nativa digital. Ellos ya nacieron en un mundo en el que había móviles, ordenadores en los hogares y conexiones a la red y en el que todo lo que hacían estaba marcado por ello. Toda la tecnología cambió su consumo de información y su acceso al ocio (algo que se está viendo aún más claro todavía en las pautas de comportamiento del grupo demográfico siguiente, los que ahora son niños) y también ha tenido un efecto directo sobre sus pautas de consumo.
Y, por ello y volviendo a la pregunta inicial, se podría decir que sí, que los adolescentes o, siendo más académicos, la Generación Z, han ligado ya de forma absoluta y completa sus patrones de consumo a lo que la tecnología puede ofrecerles. Esto se ha convertido en un reto para marcas, empresas y firmas de retail, que tienen que empezar a comprender no solo cómo los adolescentes consumen cada vez más contenidos en red sino también cómo esto ha cambiado por completo el panorama en el que tienen que moverse.
Como acaba de apuntar un estudio de Euclid Analytics, la situación es compleja, porque este interés por lo digital y este peso de la red no ha acabado por completo con hábitos de consumo de otras generaciones. Más bien, se podría decir que los adolescentes le han dado una vuelta y han fusionado unas cosas con otras, haciendo por tanto que el tener una estrategia omnicanal sea casi algo obligatorio cuando se habla de los miembros de la Generación Z.
Como señalan en sus conclusiones, los adolescentes aman el ir de compras y por ello pisar tiendas físicas. Pero, aunque quieren tocar y ver, durante el proceso también emplean sus móviles y se dejan influir por lo que encuentran a través del mismo. Y no solo eso: el móvil es también un acompañante para hacer que el proceso de compra sea más rico.
Así, un 66% de los miembros de la Generación Z, según las conclusiones del estudio, prefiere comprar en tiendas, ya que, como ellos mismos apuntan, prefieren poder tocar y ver los productos antes de comprarlos. Durante su experiencia en tiendas, también quieren en un 28% poder preguntar a los dependientes mientras compran.
Al mismo tiempo que harán todo esto, los adolescentes estarán pegados a sus pantallas usándolas como un añadido para la compra. Un 44% de ellos usará Snapchat para hablar con sus amigos mientras compra y un 45% Instagram para encontrar más productos o información sobre ellos (en este caso, es importante cómo se usa la red social en la investigación previa antes de comprar).
De forma paralela, los adolescentes también son críticos con lo que pueden encontrar en las tiendas y en el modo en el que la experiencia de consumo se ajusta a lo que ellos quieren o esperan. Un 47% son "navegantes" de tienda (solo van a ver cosas) y un 31% lamenta que es difícil encontrar en las tiendas las cosas que realmente buscan.