Por Redacción - 24 Julio 2017
Cuando hace unos años se pusieron de moda los millennials y todo el mundo estaba hablando de ellos e intentándoles vender cosas, se daban una serie de explicaciones recurrentes sobre este pico de interés y sobre por qué las empresas tenían que intentar comprenderlos. De entrada, los millennials eran demasiado diferentes a los grupos demográficos previos como para que los marketeros siguieran usando los mismos recursos y las mismas herramientas. Los millennials jugaban con otras reglas y esperaban otras cosas de las empresas con las que se relacionaban, lo que obligaba a tener que aprender nuevas realidades y trabajar con nuevos escenarios.
Pero esto no era lo único, ya que para esforzarse tanto por un grupo de consumidores las marcas y empresas tienen que sentir que todo ello les compensa. ¿Compensaban los millennials? Los especialistas dejaban claro que sí, ya que no solo los millennials creaban nuevas oportunidades de negocio con sus gustos e inquietudes, sino que además en algunos terrenos estaban más abiertos al gasto y, sobre todo, eran el grupo generacional más grande como consumidores de los que habían visto los responsables de marketing y de decisiones en los últimos tiempos. Los millennials superaban en tamaño a los grupos de consumidores que los habían precedido.
Y todo ello fue lo que creó el clima de pico de interés y de obsesión con estos consumidores. Los millennials eran complicados, pero al final merecían la pena (o eso era lo que se podía desprender de todo lo que estaban diciendo los expertos). Toda esta narrativa tiene ahora un eco: si se lee lo que se dice y lo que se analiza sobre los miembros de la Generación Z, los que ahora son adolescentes y jóvenes adultos y que son por tanto los herederos de los millennials, se pueden ver bastantes ecos del mismo discurso. Los miembros de la Generación Z no solo han heredado su condición de grupo de mercado altamente deseado, sino que también se han convertido en una especie de reciclaje de los clichés que impactaban sobre los millennials.
Y así los estudios sobre los Z señalan que son los consumidores más diversos en lo que respecta a consumo de medios y el grupo generacional más grande al que se enfrentan las marcas, una suerte de especie de no tan nuevas noticias aunque con unos protagonistas diferentes. Estos datos han salido de un estudio de Nielsen, que recoge AdWeek y que analiza cómo son los Z en lo que respecta a consumo de medios. La muestra es estadounidense, pero dado que la fiebre de los millennials empezó en EEUU y que la de los Z está empezando allí también no es difícil ver cómo los datos pueden servir para establecer paralelismos.
En general, millennials y miembros de la Generación Z emplean de forma recurrente los mismos dispositivos en lo que al "core" de tecnología se refiere. Un 80% de los dos grupos emplea PCs y un 100% de ambos usa smartphones. A pesar de ello, sí hay diferencias en lo que a consumo de contenidos y dispositivos de nueva generación se refiere. Los millennials usan más sistemas de VoD (como Netflix) de lo que los usan los Z, mientras que los miembros de la Generación Z emplean mucho más tabletas y consolas de videojuegos.
Algo similar ocurre con los dispositivos que permiten acceder a estos contenidos en otras pantallas, como es el caso de los dispositivos multimedia a lo Chromecast. Para los millennials son mucho más recurrentes que para los Z. No solo eso: este tipo de herramientas están creciendo y bastante en los grupos de más edad, mientras no lo hacen tanto en los Z.
Quizás es una cuestión de estilos de vida y, sobre todo, de momento en la vida, o quizás sea una fractura generacional más. Lo que sí queda bastante claro es que, al final, las marcas y empresas tendrán que estar todo el tiempo intentando comprender cómo cambian los hábitos y pautas de comportamiento de sus consumidores.