Por Redacción - 22 Enero 2018

Hace ahora ya un año, todo el mundo en las redes sociales - y fuera de ellas - parecía estar hablando de la misma historia. Era la bofetada que un repartidor anónimo le había dado al menos anónimo youtuber MrGranBomba. El youtuber tenía un canal - bastante popular entonces - de bromas con cámara oculta, una de las emergentes tendencias de YouTube en el momento. Una de esas bromas iba a enfrentarlo a los viandantes. Les iba a preguntar algo y, mientras hacía las preguntas, les iba a insultar con algún término creativo.

El resultado, todo el mundo que estuviese conectado a internet lo sabe: le dijo a un repartidor de una empresa de mensajería que era un caranchoa y este respondió dándole una bofetada. El vídeo se hizo rápidamente viral y se convirtió en material de debate sobre quién había y quien no tanto traspasado los límites. Se inició también un proceso judicial tras un intercambio de denuncias. Y se inició también un proceso para crear una marca registrada.

El repartidor protagonista intentó convertir tanto al término caranchoa como a cara anchoa por separado en una marca registrada. Pocos días después de todo el drama y de todo el boom en medios, el repartidor solicitó ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) el registro. El potencial uso del término iba a ser en servicios de publicidad, gestión de negocios comerciales o merchandising. Básicamente, se podría decir que era una manera de hacer negocio con el boom que siguió al vídeo. La oficina no se la otorgó en un primer momento, aunque en un segundo. Cara anchoa y caranchoa son, por tanto, marcas registradas.

Toda esta historia no solo cuenta mucho sobre el mundo de los virales y sobre cómo impactan en el mundo en el que operan, sino también mucho sobre las marcas registradas y sobre cómo se reservan términos y palabras. Las marcas registradas son muy importantes para las empresas que son sus propietarias, ya que son su carta de presentación y la de sus productos y servicios, pero ello no hace que estén exentas del oportunismo, las tendencias, la suerte o las modas. Sí, hay empresas que dedican meses y meses a pensar cómo crearán la marca ideal y la identidad que mejor funciona (y que es al final lo que se debe hacer) pero también hay un grupo importante de marcas, términos y eslóganes que están ligados al momento.

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