La necesidad de aportar contenido de valor lleva a los marketers a analizar qué tipo de aplicaciones son más efectivas. Los datos posicionan el poder de la imagen sobre cualquier otro tipo de contenido, ya sea texto o sonido.
El 90% de la información que procesa el cerebro es visual. Esto se debe a que el 70% de los sensores receptores de información están en nuestros ojos. Por esta razón, el 40% de la gente reacciona mejora ante los estímulos visuales. De ahí que sean capaces de recordar el 80% de las imágenes, y únicamente el 20% del texto, o el 10% del sonido.
Nuestro cerebro procesa la imagen 60.000 veces más rápido que el texto. Durante este proceso visual, la mitad de nuestro cerebro permanece activa. Por tanto, si queremos causar un mayor impacto en el receptor, es condición obligatoria que el mensaje cuente con un gran componente visual. Claro ejemplo de ello es que el 93% de la información que más engagement genera en Facebook está compuesta por imágenes (SocialBakers).
El estudio elaborado por la escuela de negocios Wharton pudo comprobar que, ante una presentación oral, el contenido apoyado con imágenes registró un 67% del engagement, mientras que el que no contenía más que la propia voz solo consiguió llamar la atención del 50% del público.
Otra prueba del gran impacto que registran las imágenes es la gran acogida de las infografías. En solo 2 años, la demanda de este tipo de contenido ha aumentado un 800%. Se trata de piezas de carácter principalmente visual, que muestran la información de un modo claro, ilustrativo y fácil de asimilar.
A la hora de buscar información online, una imagen vende más que mil palabras. Es un modo de acercar el producto al cliente, de salvar la barrera de la pantalla y generar confianza. Es por ello quelo visual resulte cada vez más relevante para las estrategias de marketing.
El estudio de Wesee indica que el 65% de los usuarios considera más útil ver fotos del producto con el máximo detalle, en varias posiciones y con distintas aplicaciones, antes que una descripción pormenorizada del mismo. Se trata de una tendencia que se aprecia especialmente entre las generaciones más jóvenes, con una mayor cultura visual, y mayor integración de las tecnologías en su día a día.
Por consiguiente, para llegaral corazón del consumidor es necesario entrarle por los ojos, atraer su atención con imágenes creativas que permanezcan de forma imborrable en su retina.