El marketing de contenidos es uno de los pilares de la estrategia de marketing digital. Su relevancia es tal que, en el próximo año, las empresas destinarán más recursos a crear contenidos de calidad.
Actualmente, el marketing de contenidos ocupa una cuarta parte del presupuesto de marketing. Se trata del componente esencial de las redes sociales, el alimento del que se nutren los buscadores y el que ocupa las pantallas inteligentes. Ello provoca que ingentes cantidades de contenido, en su más amplia variedad, se viertan constantemente al medio online, dificultando considerablemente la tarea de destacar.
Por ello, las empresas necesitan considerar la efectividad de su estrategia con el fin de cerciorarse de que están en el camino correcto. Para ello, le servirá tener en cuenta las siguientes verdades del marketing de contenidos:
En marketing de contenidos, cantidad no es sinónimo de calidad, ni por supuesto de efectividad. Para hacer frente a la infoxicación, no se trata de contribuir a engrosar su volumen, sino de enriquecerlo. En esto reside la clave de la diferenciación.
El contenido es más relevante que la oferta. Lo importante del marketing de contenidos no es vender, sino despertar el interés del receptor por saber más sobre la marca que hay detrás.
La clave para que el contenido tenga una gran aceptación es que esté pensado en el cliente, no en la marca, ni en sus productos. Nos encontramos inmersos en la era del cliente, un cliente más experimentado y exigente, que siempre tiene la última palabra.
El contenido no debe interrumpir la experiencia, sino ser la experiencia, o contribuir a mejorarla. La gran diferencia entre una pieza de contenido y un mensaje comercial reside en que este último busca el impacto a toda costa, mientras que el primero se ha concebido con la intención de satisfacer una necesidad.
El afán por vender puede comprometer la creatividad, algo que no debemos permitir que suceda. Por tanto, la empresa ha de dejar de lado sus intereses comerciales, y centrarse en conquistar a su público.
Cada pieza de contenido ha de tener un único objetivo, dirigido a un público determinado, del cual obtendrá una reacción concreta. Éstas son las bases para una adecuada planificación de contenidos; a partir de aquí, el receptor tendrá total libertad para interactuar con el mensaje, hacerlo propio, y compartirlo, a su antojo. La empresa no puede valorar la repercusión del contenido, pero sí diseñarlo en función de una estrategia debidamente planificada.
La competencia puede copiarlo todo, excepto la marca; lo cual implica sus valores diferenciales, y atributos propios. El contenido deberá explotar dichas cualidades, y transmitir su personalidad única en todo cuanto haga.
La profesionalización es básica. La creación del contenido ha de estar a cargo de profesionales debidamente cualificados; de ello dependerá la calidad del resultado final.
En marketing de contenidos no existe un presupuesto mínimo, ni una dedicación máxima, todo dependerá del saber hacer de los profesionales, su espíritu crítico, y su capacidad para crear. La imaginación es el límite, y los recursos no tienen por qué ser muy elevados.
La esencia de la estrategia de marketing digital es el contenido, la clave del engagement, de la repercusión de las acciones y, en consecuencia, de la efectividad de la estrategia.
El inbound marketing se nutre de contenido de alta calidad. No podemos pretender captar leads interesados en nuestros productos, si no somos capaces de motivarles a la acción.