Por Redacción - 28 Febrero 2022
Si hay algo que nos enseñó la última década en marketing y publicidad es que el rival más fuerte es aquel que tiene un mayor acceso a los datos. El big data es la pieza básica en la carrera por hacerse con el control del mercado y por desarrollar la estrategia más eficiente.
Son aquellas compañías que pueden perfilar mejor a sus consumidores las que logran asentarse de una manera más eficaz, porque pueden crear mensajes a medida, diseñar mejor sus productos o adelantarse a los problemas. Los datos son también la base de los grandes imperios publicitarios, porque los grandes players tienen grandes masas de información que les permiten segmentar anuncios de la forma más competitiva.
Pero esto crea una situación complicada, una en la que el mercado se mueve a diferentes velocidades. Competir con esas empresas que tienen grandes masas de datos no es sencillo, porque igualarlas es muy complicado. El big data crea un mundo a dos velocidades, que separa entre quienes pueden seguir ese ritmo y quienes no. Esto es un lastre para las pymes: no tienen los mismos históricos de datos, carecen de esas grandes masas de consumidores y tampoco cuentan con el brazo tecnológicos que sí tienen las gigantes.
Sin embargo, las cosas podrían estar llamadas a cambiar. El final de los jardines cerrados en datos - esto es, esas grandes masas de información de las grandes compañías tech y que asientan su dominio - podría tener los días contados. El próximo objetivo de la Unión Europea podría ser ese.
El paquete legislativo que acaba de proponer la Comisión Europea (aún no es ley, pero indica claramente en qué dirección se va) propone dar un margen de maniobra a las compañías más pequeñas en la carrera por los datos. El paquete, conocido como Data Act, quiere que las grandes compañías compartan su información en Europa.
"La Data Act asegurará que los datos industriales sean compartidos, almacenados y procesados en completo respecto con las leyes europeas", ha asegurado Thierry Breton, comisario europeo del mercado interno, como recoge The Wall Street Journal. La norma limitará el dominio de las grandes en el mercado, implantando medidas que buscan, o eso defiende la normativa, evitar que se produzcan posiciones de abuso de dominio.
En el terreno de los datos, la normativa quiere que se permita a los consumidores escoger entre diferentes servicios para el acceso a los datos cuando emplean dispositivos conectados.
Esto evitaría, en teoría, que los datos quedasen en manos por defecto del gigante tech que lo ha creado. Por ejemplo, y esta es la muestra que usan para explicarlo en el Journal siguiendo fuentes europeas, una persona podría optar por que los datos de su lavavajillas inteligente no vayan por defecto a quien lo ha fabricado sino a un servicio tercero encargado de reparaciones.
Básicamente, la Unión Europea estaría empezando a regular la llamada economía de los datos, lo que podría cambiar por completo la posición de dominio de los gigantes de la red y reorganizar la industria del marketing, la publicidad o los servicios.
No sorprendente, las grandes compañías tech no están muy en sintonía con las previsiones europeas, porque creen que las medidas las discriminarían. Además, y sumando la normativa de protección de datos europea, obligaría todavía más a las empresas tech a mantener sus datos en Europa y no mandarlos a EEUU o cualquier otro país. El paquete legislativo también quiere reducir los riesgos de que un tercer país pueda acceder a los datos personales de los ciudadanos europeos.