Por Redacción - 29 Noviembre 2022
Ya no queda nadie en el mundo corporativo que no haya comprendido la importancia de la información. Si hace unos años señalar que “los datos eran el nuevo petróleo” era una propuesta nueva y rompedora, ahora implica recordar algo que ya se sabe – y muy bien – en el mundo de los negocios. La información es la clave del éxito y el big data lo que las compañías persiguen y buscan cueste lo que cueste. Tener acceso a una importante cantidad de datos ayuda a tomar decisiones, a posicionar la marca y a comprender cómo funciona el mercado.
Pero recopilar información no es tan sencillo. De entrada, acceder a grandes cantidades de datos requiere un músculo que no todas las compañías tienen.
Por otro, los propios consumidores se han convertido en un elemento en contra. La ciudadanía es cada vez más consciente de la importancia de los datos y más activa a la hora de bloquear el acceso de las marcas a su información personal para evitar abusos. Las nuevas normativas hacen que gestionar información sea cada vez más complejo y, cuando no, los consumidores aplican sus propios trucos para evitar que las marcas los conozcan demasiado. En resumidas cuentas, o bien ocultan información o bien directamente mienten.
El dirty data es, de hecho, un viejo conocido y un constante dolor de cabeza para marketeros y para responsables de sistemas de las compañías. Un estudio de 2016 estimaba que las compañías estadounidenses perdían unos 600.000 millones de dólares por culpa de esta información errónea cada año.
Uno de los últimos estudios sobre esta cuestión se ha hecho en Reino Unido. Según los datos de Treasure Data, una cuarta parte de la población da datos falsos a las marcas y lo hace a propósito.
Además, no se trata solo de que den datos falsos, sino que también son proactivos a la hora de ocultar información a las empresas. Por ejemplo, un 34% de los consumidores reconoce que evita dar a las marcas su dirección de email principal - esto es, la importante: tienen otra para los mensajes de las marcas -, lo que es un problema importante para el email marketing. La cifra escala entre los consumidores más jóvenes. Si se pone el foco entre los consumidores entre 18 y 34 años, la cantidad sube hasta el 45%.
Igualmente, también evitan dar cierta información. Un 47% de los consumidores asegura que algunos datos los ocultan a las marcas de forma deliberada. Es decir, por mucho que la marca lo quiera nunca le dirán según qué datos.
¿Por qué mienten los consumidores? La pregunta es tan vieja como el boom del big data y algunos estudios han preguntado directamente a los compradores por sus razones. Entre ellas están la autoprotección, para evitar que los datos acaben en listas de spam o que se filtren a quien no desean; la incomprensión, porque las marcas no saben explicar para qué necesitan esos datos; o el interés personal, como cada vez que se abre períodos de prueba con diferentes direcciones de mail para poder seguir teniendo ese acceso.
Y, por supuesto, la privacidad es el elemento vehicular a todas estas tensiones. Todos los fallos de las marcas han hecho a los consumidores mucho más desconfiados y mucho más proclives a cuidar hasta el extremo sus datos personales.