
Una de las afirmaciones más populares en el mundo del marketing es que las decisiones de los consumidores están impulsadas por las emociones. La idea predominante es que el secreto para captar a nuestra audiencia es llegar a sus corazones y hacer que se enamoren de nuestra marca. Sin embargo, estas afirmaciones no solo son incorrectas, sino que también se basan en una comprensión errónea de lo que realmente son las emociones. Se ha creído tradicionalmente que tenemos la capacidad de tomar decisiones tanto racionales como emocionales, como si fueran "compartimentos" separados en nuestro cerebro. Pero la ciencia moderna ha demostrado que nuestro cerebro no funciona de esa manera.
¿Qué son las emociones?
La teoría de las "emociones construidas" sostiene que las emociones no son respuestas biológicas universales, sino más bien construcciones del cerebro. Según esta perspectiva, el cerebro emplea "recetas" que combinan la información sensorial interna (como el ritmo cardíaco) y el conocimiento previo para construir una emoción en tiempo real. Esto significa que nuestras emociones no son algo fijo o predefinido, sino que se moldean a partir de nuestras experiencias, cultura y contexto. De este modo, lo que entendemos por "alegría" o "tristeza" puede variar enormemente entre individuos y también puede cambiar a lo largo de nuestra vida.
Entonces, ¿las emociones impulsan nuestras decisiones de compra?
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