Aunque la mayoría de las empresas tienen objetivos a largo plazo, muchas de las estrategias que se aplican son tácticas y cortoplacistas. Necesitamos aumentar los clics, las interacciones, ganar seguidores en redes sociales, pero ¿qué objetivos nos marcamos más allá de la venta? Una vez tengamos esos seguidores, ¿qué esperamos de ellos a largo plazo? Qué nos sigan comprando, ¿verdad?
Una estrategia de contenidos a corto plazo crea contenidos específicos para una campaña o acción de marketing en particular. El objetivo principal es generar un impacto inmediato y aumentar la visibilidad de la marca en un corto período de tiempo.
Este tipo de acciones y estrategias pueden ayudar a responder a tendencias actuales. Además, al tener un objetivo específico y un período de tiempo definido, puede ser más fácil medir el retorno de la inversión. Esto puede hacer que sea una opción atractiva para marcas con presupuestos limitados que solo invierten en una campaña al año. Sin embargo, aunque puede generar un impacto inmediato, no necesariamente construye una audiencia leal y comprometida a largo plazo. Por lo tanto, no favorece tanto el engagement y tampoco mejora la autoridad de la marca de una forma sostenida en el tiempo, como sí lo hace una estrategia de contenidos ongoing.
No estamos diciendo que no se deban integrar estrategias a corto plazo en los planes de marketing, pero creemos que una combinación de estas y otras a largo plazo son más eficientes y duraderas. Y ahora te explicamos el porqué.
Una estrategia de contenidos a largo plazo se enfoca en crear contenidos de calidad y relevantes con planes mensuales y anuales. El objetivo principal es construir una audiencia leal y comprometida a través de contenido consistente y de alta calidad. Pero, además, tiene muchas otras ventajas como las que enumeramos a continuación:
En resumen, podemos afirmar que, sin una estrategia de contenidos, es difícil crear piezas (artículos, posts, vídeos, podcasts...) que sean relevantes y atractivas para la audiencia y, además, sin ella tampoco se puede medir el éxito del contenido y ajustar la estrategia según sea necesario.
Tener una estrategia también es importante para asegurar que el contenido esté alineado con los objetivos de la empresa o marca. Esto puede ayudar a garantizar que el contenido esté contribuyendo a los objetivos generales de la empresa, en lugar de simplemente ser una acción de marketing aislada.