Por Redacción - 21 Junio 2018
A medida que los teléfonos móviles y otros dispositivos móviles como tablets se fueron haciendo más y más populares, los consumidores empezaron a acceder cada vez más y más a contenidos en estos terminales. Esto cambió las cosas para los medios de comunicación, que vieron cómo cada vez sus usuarios leían más cosas desde esas pantallas, y motivó (o al menos eso es lo que siempre se ha dado por sentado) la aparición de nuevas ofertas en contenidos y de nuevas maneras de presentarlo.
La regla tradicional que se empleaba para establecer las pautas de cómo escribir en internet y que era la primera norma que daban a los periodistas cuando empezaban una carrera en medios online (no escribas más de cinco párrafos porque nadie los leerá) había dejado de tener efecto en cierta manera. En el móvil se leía de un modo distinto y, de hecho, fue ese el momento en el que apareció el boom de los longforms.
Sin embargo, al mismo tiempo, se asentó otra idea paralela sobre cómo se leía en pantallas móviles. Aunque creaban un entorno en el que los consumidores leían aquellas cosas que querían leer con profundidad, el resto de la información se leía lo más rápido posible. Esto es, cuando se estaba buscando un dato sin más o se hacía clic en un titular, la información se consumía saltándose cosas.
Pero por supuesto los medios no fueron los únicos a los que les cambiaron las cosas por culpa de la aparición y popularización de estas pantallas. Los medios fueron como la punta de lanza y uno de los terrenos en los que el cambio se hizo más visible, pero ellos convivieron con otros terrenos en los que la migración a un nuevo tipo de pantallas apuntalaba también un nuevo tipo de relación con la información. Para las empresas y las marcas, los móviles también cambiaron las reglas del juego y también obligaron a tener en cuenta otras cuestiones.
Por eso, todo el mundo quería comprender cómo se accedía al contenido desde el móvil y cómo cambiaba el modo en el que consumíamos información desde esos terminales. Pero ¿qué ocurriría si lo que pensábamos que sabíamos sobre los hábitos en esos dispositivos no es exactamente la verdad?
Eso es lo que acaba de demostrar un estudio de Chartbeat, que ha analizado cómo se accede al contenido desde dispositivos móviles y cómo se accede desde escritorio. Sus mediciones han estimado que los hábitos de lectura son mucho más complejos de lo que se pensaba o de lo que se simplifica en un primer momento. Por ejemplo, en general, los lectores no saltan más contenidos ni leen más por encima simplemente porque estén haciéndolo desde el móvil.
La relación del lector con la home de la página que visitan es diferente si se entra desde un móvil o desde escritorio. En el móvil tenemos, por así decirlo, mucha menos paciencia. En escritorio hacemos scroll hasta el 34% de la home. En el móvil, sin embargo, nos quedamos mucho antes. No bajamos más del 25%.
Estos datos son muy importantes, se podría añadir en paralelo, no solo para disponer la información en los medios de comunicación, sino también para establecer una estrategia publicitaria que resulte efectiva. Los mensajes de las marcas que no estén hacia arriba en la página no serán vistos.
Pero, aunque el visitante que accede desde el móvil llega menos abajo, sus tiempos son mucho mejores. Se hace menos scroll pero se responde mejor a la información. El visitante que accede desde un dispositivo móvil pasa un 40% más de tiempo conectando con el contenido de lo que lo hace el de escritorio. Sus datos de respuesta y de engagement son, por tanto, mucho mejores. Eso sí, una vez dentro de la página de información concreta los lectores de escritorio leen ligeramente más tiempo de media (38 segundos frente a 34).
Otro punto que cambia entre móvil y escritorio es la respuesta ante la información relacionada. Los visitantes tienden a saltar de un artículo a otro más en el móvil de lo que lo hacen en el escritorio. La diferencia es interesante: es un 20% más probable que cliquen en artículos relacionados en móvil de lo que lo hagan en escritorio. En móvil, lo hacen el 68% de las veces. En escritorio solo el 57%.
Y, por supuesto, en el acceso a la información ocurre lo mismo que en otros terrenos. Cada vez accedemos más a ella a través de los dispositivos móviles. El tráfico de escritorio ha descendido en un 14% desde enero de 2017, mientras que el del móvil ha crecido en un 34%.