Una base de datos no tiene valor por sí sola: es un activo como cualquier otro. Para una fábrica, el valor de una máquina no es su coste de adquisición, sino el total de beneficios que aporta a lo largo del tiempo de uso, menos el precio inicial amortizado y los gastos de mantenimiento. Una base de datos es igualmente parte de nuestra maquinaria empresarial. Su valor es igual a la ganancia potencial por el envío realizado a sus integrantes, restando siempre los costes que conlleva el tiempo humano dedicado, el envío en sí (reflejado, por ejemplo, en créditos de enrutamiento de Sarbacán) y el coste en términos de reputación. No hay que infravalorar este último coste. Hace referencia al riesgo que supone que un e-mail no llegue a un contacto interesado (coste de oportunidad de su no-compra) por haber realizado envíos previos a destinatarios para los que no son relevantes nuestros correos. La reputación del remitente, desde el punto de vista de los antispam, está condicionada por las reacciones (aperturas, clics, respuestas...) de los destinatarios. El desinterés, o peor aún, la molestia que sienten algunos de esos destinatarios mancha la reputación del cliente y hace bajar la tasa de entrega.
Reglas esenciales
Parece obvio seguir este proceso para cualquier otra actividad pero, en lo que a bases de datos se refiere, suele ser una práctica inaceptable puesto que existen frenos psicológicos equivocados.
Frenos psicológicos que superar
"En los últimos 6 meses hemos multiplicado nuestras conversiones por cuatro, gracias, en parte, al envío de nuestra newsletter a la comunidad educativa y al control que realizamos sobre nuestra base de datos. (Nam Nguyen Baraldi, Co-Founder de Tiching, juntos mejoramos la educación.)"
Limpiar una base de datos de emailing no solo es eliminar los rebotados, sino también guardar solamente los contactos rentables para nuestra empresa. Como consecuencia, recomiendo seguir los siguientes pasos para reducir de forma eficiente nuestra base de datos:
Este precepto debe ser un proceso continuo para controlar y optimizar nuestra base de datos. Localizar a los destinatarios no reactivos nos permitirá ir hacia bases más identificadas y relevantes; en definitiva, más rentables.