Por Redacción - 14 Febrero 2017
El email marketing sigue siendo uno de los elementos favoritos de las marcas para conectar con los consumidores porque, a pesar de que han aparecido muchas alternativas y a pesar de que se le ha dado por muerto en muchísimas ocasiones, sigue siendo el formato que mejor funciona a la hora de conseguir resultados. Su ROI sigue siendo lo suficientemente elevado como para que las marcas sigan pensando que merece la pena.
Además, en los últimos años y a medida que las redes sociales se iban volviendo menos efectivas (cada vez resulta más y más difícil para las páginas posicionarse en el feed de los consumidores y lograr que sus mensajes lleguen a las mismas audiencias que conseguían cuando comenzaron las redes sociales), se ha vuelto a mirar con atención al email marketing. Este punto se puede ver claramente viendo lo que han estado haciendo en los últimos tiempos los medios de comunicación, que han vuelto a pedir a sus consumidores que se den de alta en sus newsletters como antes pedían una y otra vez que se diese un me gusta en Facebook.
Pero esta vida nueva del email marketing no debe hacer perder de vista los problemas que esta herramienta tenía y que sigue teniendo en estos tiempos, a pesar de los cambios y a pesar de que los medios y las marcas les hayan empezado a prestar atención una vez más. A pesar de todo, los problemas que el email marketing arrastraba no se han solucionado del todo y las marcas tienen que enfrentarse todavía a varias cuestiones fundamentales. Los consumidores siguen borrando muchos mails sin abrirlos, siguen ignorando otros tantos en sus bandejas de entrada y no se han curado todavía de su "fatiga de mails". Es decir, los consumidores están bastante cansados de recibir correos electrónicos y, por mucho que se esté volviendo al email marketing, las marcas no han logrado curarlos de ese mal.
Y esto es un problema ya que, como recuerdan en eMarketer, al final el email marketing solo funciona cuando las marcas no se lanzan a abusar de ello y no saturan a los receptores.
Además, si se miran las razones que están causando "fatiga de emails" y que llevan a los consumidores a ignorar los envíos de las marcas se puede ver que unas cuantas de ellas son bastante solventables. Un estudio de MarketingSherpa acaba de analizar (partiendo de una muestra estadounidense) cuáles son las razones que generan esta sensación. La primera de todas es bastante "trabajable" por parte de las marcas. El 26% de los encuestados está cansado de los correos electrónicos porque siente que, en general, recibe demasiados. Ser mucho más eficiente con los envíos puede ayudar a corregir esto.
No es la única causa. También se quejan de que los mails no son relevantes para ellos (el 21%), que se reciben demasiados de algunas compañías concretas (19%), que los mails siempre están intentando vender algo (19%), que el contenido es aburrido, repetitivo y nada interesante (17%) y que se reciben las mismas promociones que por otros canales (13%). Los consumidores también acusan a las marcas de centrarse demasiado en sus preocupaciones y no en las del consumidor (11%) o de enviar mails que encajan con lo que otros consumidores necesitan pero no ellos (10%).
A eso se suma que los mails no siempre están bien construidos. Un 10% señala que los mails que las marcas les mandan parecen cutres y un 7% que no se ven bien en sus smartphones.
Todas estas cuestiones pueden ser trabajadas y corregidas por las marcas. La única cuestión personal, el que no se tiene tiempo suficiente de leer todos los mails que se reciben, solo la esgrimió el 16%.