Por Redacción - 15 Diciembre 2022
A lo largo del martes, de forma progresiva, se han ido activando los nuevos modelos de verificación de Twitter. El feed se ha ido llenando de checks azules y dorados —no ha sido fácil ver grises—a lo largo de la jornada, así como de comentarios sobre qué está pasando y cómo cambian las cosas. La idea no ha sido exactamente nueva, porque Elon Musk, el nuevo dueño de Twitter, ya había anunciado sus planes de un sistema de verificación de tres colores en un tuit hace unas semanas. Twitter iba a tener checks azules, grises y dorados según el tipo de cuenta que fuese.
Esto suponía la vuelta de Twitter Blue, el sistema de pago que Twitter puso en marcha hace unas semanas y tuvo que frenar ante el caos que causó. De entrada, ahora mismo, los checks azules están abiertos a quienes paguen el servicio —y que también podrán editar tuits y otros beneficios— aunque quienes ya los tenían los han mantenido. El precio es de 8 dólares al mes, salvo para quienes tienen dispositivos Apple, que tendrán que pagar 11. La diferencia se explica por el porcentaje de comisión que se lleva Apple de su App Store, el 30% de lo cobrado.
Durante el martes, lo viral era que las cuentas verificadas de siempre comentasen cómo ahora explicaba Twitter por qué tenían un check azul. El mensaje explicaba que lo tenían porque en algún momento parecían relevantes.
Frente a ellas, las cuentas doradas están limitadas a cuentas de empresa. Cuando se hace clic en la explicación, señalan que “está verificada porque es un negocio oficial en Twitter”. Los perfiles grises son, únicamente, las cuentas de instituciones oficiales, como administraciones públicas.
La gran cuestión, ahora, es si esto logrará que vuelvan las marcas y que retomen su confianza en la red social. Incluso, cabe preguntarse si estos nuevos formatos permitirán generar de forma real ingresos considerables para Twitter. Así, no hay que olvidar que, como recuerda la prensa estadounidense, los consumidores tienen interiorizado aún el código de azul=oficial, lo que podría hacer que se siguiese confiando instintivamente en ese tipo de perfiles.
Por otro lado, las marcas han pasado por un período demasiado complicado en su relación con Twitter. A finales de noviembre, la red social había perdido ya a la mitad de sus principales anunciantes.
Lo cierto es que las compañías no parecen muy interesadas en pagar por tener perfiles nuevos en Twitter. Un estudio estadounidense elaborado por Capterra concluye con el 53% de las marcas no va a pagar por la nueva verificación en Twitter: el check dorado no les interesa o al menos no les interesa si hay que pagar por él.
De entrada, como recuerdan en Social Media Today, las cuentas de empresa verificadas van a tener un upgrade al check dorado, que es el que las diferencia de las cuentas que son verificadas por pago —y con lo que se quiere evitar una debacle como la de hace unas semanas en cuestiones de brand safety— pero no se sabe qué pasará en el futuro. Aunque 3 de cada 5 marketeros reconoce que perder la verificación podría tener consecuencias negativas para su presencia en la red social, parece que no están dispuestos a abrir la cartera. De hecho, antes pagarían por acceder a mejores servicios de segmentación o más seguridad.
Igualmente, los problemas de Twitter con las marcas —y las cosas que les causan temor en ese entorno— parecen lejos de haberse acabado. El estudio también ha preguntado por cómo ven las cuestiones que les preocupan. Un 38% cree que el discurso de odio ha ido a peor en Twitter y un 33% que se mantiene igual; un 35% que ha empeorado la desinformación, con un 38% que cree que se mantiene; y un 30% que lo han hecho las cuentas que se hacen pasar por otras, con un 41% que se mantiene.
Aun así, solo un 21% de las compañías cree que se anunciará menos en Twitter en los próximos seis meses, aunque, eso sí, se mantienen en general un poco a la espera de lo que pueda pasar.
Convencer a las marcas de que vuelvan podría ser quizás más importante que nunca, puesto que las últimas filtraciones apuntan que las cuentas de Twitter son complicadas.
Según el último artículo exclusiva que publica The New York Times, además de haber desmontado varios departamentos de la compañía, Musk ha dejado de pagar alquileres y gastos para reducir costes. Por ejemplo, no paga el alquiler de sus oficinas centrales y de sus oficinas globales desde hace semanas, según han confirmado al Times tres fuentes diferentes. Incluso, según el diario, los directivos de la compañía han estado debatiendo qué pasaría si no pagan los paquetes de indemnización a los trabajadores despedidos.