Por Redacción - 7 Junio 2021
En la búsqueda por encontrar nuevas fuentes de ingresos, las redes sociales están experimentando con novedades. Habitualmente, esas novedades implican más espacios publicitarios y más oportunidades para las marcas.
Sin embargo, y dado que los consumidores están muy hartos de los anuncios, algunas intentan entrar también en el mercado de las suscripciones. YouTube es una de ellas, con un formato premium sin anuncios (y con un intento en el pasado de usar las series como vía para llegar al consumidor, aunque sin mucho éxito). Ahora, Twitter va a ser la siguiente en lanzarse a por ello.
Twitter acaba de lanzar en pruebas su Twitter Blue, su opción de pago. La opción gratis no va a desaparecer "y nunca lo hará", prometen en la presentación del nuevo servicio, pero la de pago aparece para llegar a los consumidores. Según Twitter es una versión mejorada de la experiencia de uso, más customizada.
¿Qué ofrece el servicio? No hay un botón de corregir, la gran demanda de los usuarios de Twitter, aunque sí otras funcionalidades. Twitter ofrece carpetas para los marcadores de tuits guardados, un modo lectura y una herramienta para deshacer tuits. Esto es una suerte de envío en diferido que permite corregir errores y ver cómo quedarán las cosas antes de ser publicadas de verdad. También se permitirá la personalización a ciertos niveles de la aplicación.
Según Twitter, estas opciones son lo que los usuarios del servicio les han estado pidiendo. En pruebas, Twitter Blue saldrá en Canadá por 3,49 dólares canadienses al mes y en Australia por 4,49 dólares australianos. Son al cambio 2,37 y 2,86 euros, respectivamente.
La gran pregunta ahora es quién estará dispuesto a pagar por esto y qué nos dice sobre el futuro de las redes sociales.
La aventura de pago de Twitter acaba de arrancar, así que el éxito - o el fracaso - que pueda tener está todavía por ver. Sin embargo, cabría preguntarse cuán dispuestos están los consumidores a pagar por elementos que ya han tenido en formato fremium.
Para que los consumidores hagan una migración a un nuevo formato, este tiene que ofrecerles cosas que realmente se vean como elementos de deseo. El VoD logró canibalizar el mercado de la televisión y, sobre todo, el del consumo de contenidos vía piratería porque era rápido, fácil y libre de anuncios. Es decir, los consumidores empezaron a pagar porque sentían que les ofrecían las ventajas necesarias para que valiese la pena.
Pero si lo que les estás pidiendo que paguen es demasiado similar a lo que tienen gratis o la experiencia no es muy buena, el consumidor no acabará pagando. Es lo que han tenido que aprender los periódicos online en su carrera por implantar paywalls, pero también lo que deberán asumir las redes sociales.
El ejemplo de YouTube es posiblemente el mejor para comprender esto. YouTube lanzó hace unos años su opción premium, para lo que se lanzó a producir unas cuantas series que funcionasen como gancho. Facebook también lo estaba haciendo, aunque en su caso las series se podían ver gratis. En ambos casos, fue un fiasco. Las series de Facebook eran difíciles de localizar y poco atractivas.
Las de YouTube no convencían de que se debía pagar y la plataforma acabó dando marcha atrás. Las series dejaron de ser un elemento exclusivo - y YouTube dejó de intentar convertirse en el nuevo Netflix - pero el modelo de suscripción sigue.
Como bien sabe cualquiera que haya usado la plataforma, porque bien que lo están ofreciendo siempre, puedes pagar y no tener anuncios. No hay datos exactos sobre cuánta gente usa la plataforma así, pero lo más probable es que poca. Los comentarios en redes sociales sobre el producto suelen ser de gente preguntándose quién estará pagando eso.