Por Redacción - 28 Noviembre 2022
En el antiguo Twitter, solo ciertos usuarios con perfiles muy públicos o muy conectados con la actualidad (como medios y periodistas) contaban con perfiles verificados. Un check azul reconocía que ellos eran quienes decían ser. En el nuevo Twitter, los verificados se han convertido en una suerte de caos y en la gran pesadilla reputacional que atraganta el día a día de la red social.
Tener un perfil verificado se convirtió en el primer movimiento de Elon Musk tras la compra de Twitter para generar un nuevo pico de ingresos, pero lo cierto es que salió bastante mal, convirtiéndose en una pesadilla reputacional antes de tener que cerrar el sistema. El nuevo check azul era un golpe para la brand safety, como vivieron en carne propia unas cuantas marcas cuya identidad fue usurpada por usuarios que compraban su nombre en el sistema y publicaban lo que le daba la gana.
Sin embargo, Musk no tira la toalla ante la idea de convertir la verificación en Twitter en una fuente de ingresos. Como muchas otras de las decisiones que está tomando en relación con el futuro de la red social, el cómo lo cambiará en el futuro próximo se ha podido descubrir gracias a la respuesta a un tuitero cualquiera que preguntaba por la cuestión.
Ahora, el sistema de verificación estará protagonizado por tres colores diferentes. Se podrá tener una cuenta azul, oro o gris. Cada uno de esos colores se vinculará a un universo distinto. Las cuentas azules serán para personas, las oro para empresas y las grises para organizaciones. La nueva versión saldrá, según Musk, este mismo viernes y nuevamente se volverá a autorizar de forma manual a ciertos perfiles para asegurarse de que son realmente quienes dicen ser.
Eso sí, entre las cuentas de personas habrá poca diferencia. “Todos los seres humanos individuales verificados tendrán la misma marca azul, ya que el límite de lo que constituye notable es demasiado subjetivo”, ha asegurado en otro tuit. “Los individuos pueden tener un pequeño logo secundario que muestre su pertenencia a una organización si esta lo ha verificado. [Habrá] una explicación más larga la semana que viene”, afirma, tal y como recoge El País.
La gran cuestión no es tanto si el modelo funcionará entre quienes deberían pagarlo, como si este lanzamiento servirá para apagar el fuego que arrasa Twitter. Es decir, ¿logrará este sistema de tres colores y esa promesa de autentificar de forma humana que se es quien se dice ser en casos sensibles volver a convencer a las marcas de que Twitter es un entorno seguro? Por mal que le pese a Musk – que ya ha cargado contra los anunciantes en alguna ocasión – la mayoría de los ingresos de Twitter vienen de la publicidad.
Sin embargo, desde que se cerró la compra, los anunciantes han ido huyendo de la plataforma. Los primeros lo hicieron por cómo Musk cambió las reglas del juego – algo que no ha cambiado ni parece que vaya a hacer y que convierte a la red social en un entorno no muy seguro en términos de mensajes de odio – y los demás los fueron siguiendo a medida que se iban sucediendo los escándalos. De los 100 mayores anunciantes de la red social, Twitter ya ha perdido a la mitad.
Recuperar la confianza de estas marcas y que vuelvan a meter sus campañas en la plataforma no es fácil. El golpe ha sido bastante duro y las marcas no querrán arriesgarse a volver sin certezas.