
Por Redacción - 10 Abril 2025
Sarah Wynn-Williams, exdirectora de Políticas Públicas Globales de Facebook, denunció ante el Senado de EE.UU. que Meta (anteriormente Facebook) orientaba anuncios a adolescentes de entre 13 y 17 años basándose en su estado emocional.
Durante una audiencia centrada en los vínculos de Meta con China, Wynn-Williams reveló que la empresa identificaba momentos en los que los adolescentes se sentían “inútiles, fracasados o indefensos” para mostrarles publicidad personalizada. Según explicó, se trataba de una estrategia deliberada para aumentar la eficacia de los anuncios, aprovechando la baja autoestima de los jóvenes.
La denuncia, detallada también en su reciente libro Careless People, acusa a altos ejecutivos, incluido Mark Zuckerberg, de ignorar conscientemente los riesgos de sus plataformas. Según Wynn-Williams, la compañía informaba a los anunciantes sobre los estados emocionales de los adolescentes para ofrecer, por ejemplo, productos de belleza tras detectar señales como la eliminación de una selfi.
Wynn-Williams también señaló que Meta sabía que este grupo etario era “altamente vulnerable pero extremadamente rentable” para el negocio publicitario, al punto que un directivo llegó a decir que debían “proclamar a los cuatro vientos” que poseían el segmento más valioso para los anunciantes. Además, se presentó un documento interno que mostraba que Facebook también investigaba los estados emocionales de madres jóvenes, lo que, según la denunciante, sugiere que esta práctica no se limitaba a menores.
Wynn-Williams cerró su testimonio criticando la hipocresía de muchos ejecutivos de Silicon Valley, quienes no permiten que sus propios hijos usen los productos que ellos mismos desarrollan. “Saben el daño que causan”, afirmó. Por su parte, Meta negó categóricamente las acusaciones, asegurando en un comunicado que los señalamientos de Wynn-Williams están “desvinculados de la realidad y plagados de afirmaciones falsas”.
Prácticas éticamente cuestionables
Este acontecimiento supone un nuevo golpe para la reputación de Meta y refuerza las preocupaciones sobre cómo las grandes tecnológicas gestionan los datos personales, especialmente los de menores de edad. La denuncia de que la empresa dirigía anuncios a adolescentes en función de su estado emocional revela prácticas éticamente cuestionables, que podrían interpretarse como una explotación directa de la vulnerabilidad emocional con fines comerciales. Esto pone en tela de juicio no solo la estrategia publicitaria de Meta, sino también el compromiso real de la empresa con la protección de sus usuarios más jóvenes.
Además, las declaraciones de Wynn-Williams reavivan el debate sobre la necesidad urgente de una regulación más estricta en torno al uso de datos personales por parte de las plataformas tecnológicas. Las autoridades, tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo, podrían intensificar su presión para implementar leyes que limiten este tipo de prácticas, especialmente aquellas que afectan a grupos demográficos vulnerables como adolescentes y madres jóvenes.
También se abre un debate sobre la cultura empresarial dentro de Silicon Valley. La revelación de que muchos ejecutivos de Meta no permiten que sus propios hijos usen los productos que desarrollan refuerza la percepción de hipocresía y alimenta el escepticismo sobre la verdadera preocupación de estas empresas por el bienestar de sus usuarios. Esta desconexión entre lo que predican y lo que practican internamente podría erosionar aún más la confianza pública en Meta.
En términos económicos y legales, este testimonio puede tener consecuencias importantes para Meta. No solo podría derivar en sanciones o cambios regulatorios, sino también en demandas judiciales o en una pérdida de ingresos si los anunciantes deciden distanciarse por razones éticas o reputacionales. Además, al tratarse de una denuncia hecha por una exdirectiva de alto nivel, el testimonio tiene un peso significativo y podría motivar a otros exempleados a hablar públicamente, intensificando aún más la crisis para la compañía.

