Por Redacción - 22 Diciembre 2020
Para muchas (grandes) empresas, el cierre del año es el momento de hacer balance con los empleados y de adelantar qué traerá el futuro. Se desgranan líneas de negocio, se habla de forma optimista de lo que supondrá el futuro y se transmiten mensajes alentadores para crear sensación de trabajo en equipo.
Eso sí, si eres una empresa con mucho alcance y si acabas de protagonizar un año más bien complicado, como le acaba de ocurrir a Facebook, casi puedes dar por sentado que esas fiestas y cierres del año se acabarán convirtiendo en material para filtraciones y en algo que acabarán llegando a los medios. Eso es, justamente, lo que le acaba de pasar a Facebook. Sus planes para el futuro y la tecnología en la que trabajan parece ya, a primera vista y desde esos titulares positivos para consumo de sus propios empleados, una pesadilla futura en términos de reputación, imagen pública y relación con los medios de comunicación.
Los anuncios de Facebook se han filtrado hasta Buzzfeed, que acaba de publicar un listado de en qué trabaja la red social. También ha recogido las declaraciones de lo que los directivos participantes han dicho con respecto al año que están cerrando. Ha sido un año con picos de tráfico (en marzo tuvieron un tráfico similar al que registran en año nuevo, cuando la gente entra mucho más por el efecto navideño).
La tecnología, explicó en ese encuentro con la plantilla el chief technology officer de Facebook, Mike Schroepfer, les ayuda no solo a seguir operando sino también a crear "nuevas experiencias rompedoras que, sin hipérbole, mejorarán la vida de miles de millones (de personas)".
¿Y qué es esa tecnología que Facebook prepara? La compañía está invirtiendo en el desarrollo de su inteligencia artificial y la quiere usar para más y más cosas. Ahora mismo, ya la emplea para hacer un seguimiento de los mensajes y detectar mensajes de odio publicados en la plataforma (algo que siempre señalan con llamativos porcentajes de acción, pero que ha despertado fuertes críticas dentro y fuera de la red social).
Facebook está poniendo el foco de atención más y más en el poder de la IA: su inversión en sistemas en centros de datos permitirá que estos sean entre 10 y 30 veces más rápidos y, como apuntan en Buzzfeed, que su inteligencia artificial se pueda autoentrenar.
Además de usarla en el control de la desinformación y los discursos de odio, Facebook planea emplear la IA para más cosas. En el evento con trabajadores, Facebook ha presentado a un asistente llamado TLDR, por las siglas de "too long, didnt read" (demasiado largo, no lo he leído). El asistente se leerá los artículos más largos que publican los medios y los resumirá por puntos. Básicamente, cogerá un longform de cualquier medio y lo convertirá en una lista de bullets de temas clave.
La reacción de los medios estadounidenses ya está siendo mala: como explican en Buzzfeed, tras compartir el medio los planes de Facebook, diferentes periodistas ya se han quejado en redes sociales de los planes de la compañía. El asistente no solo lastrará más los datos de tráfico de los medios sino que se aprovechará (una vez más) de su trabajo para crear y mantener tráfico dentro de Facebook (tráfico que la propia red social monetiza con sus anuncios).
A ello hay que sumar que, en la era de la desinformación, una herramienta como esa podría convertirse en un lastre más para el acceso a los datos y para combatir ese tipo de malas prácticas. Si la gente ya opina partiendo de titulares, cabe preguntarse qué no harán cuando un asistente virtual haga el trabajo de leer por ellos.
Esto no es lo único en lo que trabaja Facebook y tampoco es la herramienta más inquietante (y la que podría hacer que los consumidores se posicionasen de un modo más crítico). Facebook también trabaja en una especie de traductor universal, una red social virtual y, aquí viene lo que hará que los consumidores reaccionen de forma más visceral, un sensor neuronal para seguir los pensamientos de la gente.
Este proyecto está vinculado a una compra que hizo en 2019 Facebook, de una startup especializada en interfaces neuronales. El proyecto busca leer las "señales neuronales salientes del cerebro" y que llegan a la muñeca y llevan a realizar acciones físicas para comprender qué quieren los consumidores. Esto les permitirá crear experiencias más inmersivas. Por ejemplo, funcionará para controlar un personaje en un videojuego o para sostener objetos virtuales.
Pero, en esencia, lo que busca es seguir los impulsos de tu mente, leer el cerebro, lo que nunca dejará de ser inquietante y lo que lo es todavía más cuando llega de una empresa que ha tenido tantas críticas en términos de privacidad.