Por Redacción - 4 Abril 2022
¿Va a pasar más de un mes sin que Facebook se vea arrastrado a algún titular escandaloso? La compañía ha afrontado en los últimos meses una sucesión de escándalos de reputación, de la que no parece dar escapado. La última filtración que ha llegado a los medios duele, además, no solo en la imagen pública, sino también en lo que más duele a los anunciantes, la seguridad de su feed de noticias.
Aunque Facebook lleva ya algún tiempo prometiendo que lucha contra la desinformación y las fake news y que penaliza los contenidos de ese estilo para que no lleguen a las audiencias, lo cierto es que un fallo en la tecnología que organiza su feed de noticias ha estado haciendo justamente todo lo contrario. Este tipo de contenidos han estado llegando más a los usuarios de Facebook, que los han recibido de forma recurrente en sus tablones.
El problema se remonta varios meses atrás, como publica The Verge, el medio que ha tenido acceso a una serie de documentos internos sobre el incidente (aunque fuentes de Facebook han confirmado al medio estadounidense que sí ha pasado). Un grupo de ingenieros de la red social identificó el pasado mes de octubre un fallo en el proceso de ranking, que hacía que al menos la mitad de los feeds estuviese mostrando contenidos de riesgo.
La señal de alarma vino de un patrón de visionado: estaban registrando un pico de desinformación, que estaba circulando más por los feeds. El fallo del algoritmo estaba llevando a que, en lugar de penalizar y hacer menos visibles esos contenidos, se les diese impulso. Las cuentas de The Verge señalan que recibieron un impulso global con una subida de hasta más del 30% en visionados.
El fallo fue persistente y no se solucionó hasta mediados de marzo. Por tanto, durante ese tiempo contenidos violentos o incluso la propaganda rusa que había prometido dejar de recomendar, como recuerdan en The Verge, habría llegado a las audiencias. Facebook ha asegurado al medio que el fallo no tuvo ningún impacto en sus métricas.
La situación es muy problemática para Facebook, se mire como se mire. Por un lado, está el esperable problema de reputación. Facebook arrastra ya - y desde hace bastante tiempo - un serio problema reputacional. Lo que llega a su feed y lo que no es uno de los principales puntos débiles de su imagen pública.
Facebook ha sido acusada en más de una ocasión de ser un nido de desinformación, fake news y polarización, en el que solo los contenidos más extremos y amarillos logran triunfar. Casi tanto tiempo como lleva siendo acusada de esto, la compañía lleva haciendo promesas de cambio y anunciando mejoras que modificarán esos patrones.
Desde ajustes para penalizar el clickbait a sistemas que alertan y dan menos peso a las noticias falsas han ido protagonizando los movimientos de Facebook. Sin embargo, nunca ha llegado a evitar la desconfianza - y las críticas de los medios, que lamentan que los contenidos de medios serios sean menos importantes para el algoritmo de Facebook que los de páginas cuestionables - y noticias como esta no ayudan.
Por otro lado, esta la cuestión de la publicidad. Los anunciantes no quieren que sus anuncios aparezcan al lado de contenidos cuestionables, como han ido demostrando los diferentes escándalos protagonizados por YouTube. Que las campañas se cuelen en medio de la desinformación es un riesgo que no quieren sufrir.