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Crisis tras crisis para Facebook: ¿ha tocado fondo en reputación y relevancia o será capaz de resurgir y superar sus problemas? 

En 2010, Facebook atravesó una profunda crisis, de la que salió reforzada y reinventada. Desde entonces ha ido corrigiendo crisis y más crisis. Hasta ahora

Por Redacción - 9 Noviembre 2022

¿Será esta la crisis final de Facebook o es la compañía la versión corporativa de un felino, con más vidas que las 7 de un gato?

En un último capítulo de una situación compleja que arrastra ya muchas más cuestiones, Facebook acaba de anunciar sus planes de reducción de plantilla. Meta – el ahora nombre corporativo de Facebook, que también incluye a Instagram y las demás propiedades del gigante – va a despedir a más de 11.000 trabajadores, lo que supone una caída en sus equipos del 13% del personal. Ahora mismo, la plantilla que tiene en sus diferentes divisiones - Facebook, Instagram o WhatsApp, entre otras - alcanza los 87.314 trabajadores (la cifra con la que cerró septiembre).

"Sé que es duro para todo el mundo y pido especialmente disculpas a aquellos afectados", asegura Mark Zuckerberg, el CEO de la compañía, en una carta enviada a los empleados del gigante de la red social. Según ha sabido The New York Times gracias a fuentes cercanas a las negociaciones internas, Zuckerberg ha asumido la responsabilidad de los recortes, asegurando que habían escalado la empresa demasiado rápido. Además de hacer un recorte masivo de trabajadores, Meta ha congelado sus planes de contratación para el próximo trimestre. La plantilla que salga de este ajuste será la que se quede.

Tras los despidos masivos en Twitter, Meta será la próxima en hacer recortes. Y aunque el caso de Twitter es de difícil comparación - el proceso de despidos ha sido dramático y está conectado a una compra - la industria tecnológica estadounidense está en pleno proceso de ajuste de plantillas, lo que hace sentir una cierta sensación de fin de una era. Atrás parecen quedar los años en los que trabajar para estos gigantes era el gran sueño dorado, pero igualmente cabe preguntarse lo que estas oleadas de despidos dicen sobre el estado de las cosas. ¿Estamos ante el principio del fin de la era dorada de las compañías que dominaron el inicio del siglo XXI? ¿O es esta una crisis que tiene más bien nombres y apellidos? En resumidas cuentas, ¿es este un problema de la industria o es este un problema de Facebook/Meta?

Porque este no es el primer síntoma de que las cosas en Facebook no van tan bien como se podría esperar. A esto hay que sumar que su última presentación de resultados no fue de lo más optimista. Meta presentó sus últimas cifras financieras a finales de octubre. Las números estuvieron lejos de ser positivos. Por segundo trimestre consecutivo, Meta ha registrado una caída en sus ingresos. A Meta - y a sus redes sociales - les está afectando una caída en la venta publicitaria: TikTok y su elevado tirón sí están haciendo daño. Meta no solo ha presentado malos resultados, también ha tenido que moderar sus previsiones. No es inesperado: Facebook pierde anunciantes y está también retrocediendo en relevancia.

Pero más allá de lo que supone la competencia – y la savia nueva – en el universo de los social media, a la compañía le está pasando factura otra cuestión importante. Facebook/Meta se encuentra ahora mismo en una especie de crisis de identidad. De hecho, los analistas que han abordado ya qué significan los números que acaba de presentar se han acabado parando, sobre todo, en esta cuestión. ¿Son las apuestas de futuro de Meta realmente acertadas? ¿O es todo el dinero que están gastando en el metaverso una apuesta demasiado arriesgada?

Meta va a despedir a más de 11.000 trabajadores, lo que supone una caída en sus equipos del 13% del personal

¿Exceso de confianza en el metaverso?

"Meta ha derivado a la tierra de los excesos, demasiada gente, demasiadas ideas, muy poca urgencia", escribía al hilo de la presentación de resultados Brad Gerstner, CEO de Altimeter Capital, tal y como recoge AP. "Esta falta de foco y de aptitud se oscurece cuando el crecimiento es fácil, pero [es] letal cuando el crecimiento se ralentiza y la tecnología cambia", añade. Las palabras del directivo son importantes no solo por lo que suponen de análisis del estado de las cosas, sino porque Alimeter Capital es uno de los accionistas de Meta y estas declaraciones salen de una carta al CEO del gigante de los social media, Mark Zuckerberg.

Gerstner no es el único que cree que Facebook está gastando demasiado dinero en el metaverso – un metaverso en el que aún se duda sobre si sus últimos movimientos tendrán realmente resultado – y demasiado poco en reforzar su core y salvar las naves del hundimiento.

Por ello, lo interesante de estos últimos resultados de Meta/Facebook y la recepción pública de ellos – y de lo que ha ido haciendo en los últimos meses: Meta ha perdido cantidades abrumadoras en valoración en bolsa – es sobre lo que significará en su historia corporativa. ¿Será esta una más de las muchas crisis de reputación, imagen y presencia en el mercado que ha solventado o será, por el contrario, esta la que los lleve a tocar fondo?

Facebook, en crisis

Facebook no es ajeno a las crisis, que se han ido sucediendo desde sus mismos inicios. La primera gran crisis se produjo cuando Facebook era todavía una red social gloriosa, la reina incuestionable y cool del mercado de los social media. El problema estaba entonces en Mark Zuckerberg, su CEO y fundador, que se había convertido en parte de la cultura popular vía artículos, libros y, sobre todo, una película La red social, que abordaba el nacimiento de Facebook (y que llegó a estar nominada a mejor película en los Oscar). Zuckerberg era muy popular, pero no lo era con la mejor luz posible.

La capacidad de Zuckerberg como líder fue puesta en duda y una intervención en una famosa conferencia tecnológica – en la que se presentó con su habitual sudadera y escasamente preparado para las preguntas que le iban a hacer – selló su suerte. Entonces, se daba por sentado que sería apartado del papel de consejero delegado para que alguien más capaz asumiese el cargo y recondujese la situación.

Sin embargo, eso no fue lo que pasó. Esa primera gran crisis de reputación se saldó manteniendo a Zuckerberg y empezando todo un proceso de reconstrucción de imagen y reputación tanto de la empresa como del propio directivo. Lo lograron. A los usuarios finales parecía darles igual cómo era el directivo como persona, porque Facebook era más relevante y sus amigos estaban allí. Los inversores acabaron convenciéndose de que el fundador era otra cosa y las críticas se quedaron en papel mojado.

Facebook seguía creciendo, se fue haciendo con sus competidoras (como Instagram) y Zuckerberg era el protagonista de una de esas historias de éxito que tanto gustan en los medios de negocios. Sus retos anuales siempre eran muy celebrados y seguidos y hasta se llegó a barajar – y se hacía en serio – su nombre como candidato demócrata a las elecciones en EEUU.

La crisis de Cambridge Analytica fue un duro golpe para la reputación corporativa, que no se ha recuperado por completo desde entonces en privacidad y su respeto

Una caída tras otra caída

Pero la recuperación tropezó con una nueva caída a los infiernos reputacional: en 2018, Facebook volvió a hacer frente a una crisis. La crisis de Cambridge Analytica – cuando se descubrió vía investigación que una compañía había abusado de los datos de Facebook para manipular en marketing electoral – y la penosa intervención de Zuckerberg ante los congresistas estadounidenses para explicar la situación fue un golpe durísimo para la imagen pública de empresa y directivo.

Lograron recuperarse, pero nunca consiguieron repetir el milagro posterior a la crisis de 2010. En 2020, la compañía hizo una purga interna para eliminar voces críticas y recuperar posiciones, buscando volver a ganar la confianza interna y reposicionarse fuera de la propia corporación. Estos movimientos fueron neutralizados por todo lo que vino a continuación. Primero, el mercado pandémico – y la crisis del coronavirus fue un golpe inesperado para todos los players – aumentó en un primer momento el éxito de Facebook, pero fue algo efímero. La gran vencedora de los años del coronavirus fue TikTok, que no solo ganó usuarios sino también relevancia y tiempo de uso.

Segundo, las crisis de reputación y las filtraciones escandalosas se fueron sucediendo durante estos años. Facebook vivió un boicot de anunciantes, la incendiaria filtración de los Facebook papers o la creciente presión legislativa y judicial contra Meta y su posición en el mercado, tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos.

Y, tercero, mientras todo esto pasaba la base de usuarios empezó a mostrarse cada vez más quemada, tanto porque aumentaba la conciencia de cómo impactaban sus contenidos en la salud mental y la polarización política pero, sobre todo, porque Facebook (y hasta un poco Instagram) empezaban a ser ya aburridos, mientras emergían servicios con más gancho. Para sobrevivir a este nuevo contexto, Meta/Facebook ha ido apostando todas sus fichas al metaverso.

Así se vuelve al principio de esta historia – con esos resultados complicados, los despidos masivos del talento necesario para capear esas aguas complicadas y esa situación problemática – y a la gran cuestión. ¿Será capaz de recuperarse Facebook otra vez y volver a coger peso? ¿O será esta la crisis que marcará el principio del fin del gigante?

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