La tecnología de comunicaciones de campo cercano (NFC) promete un futuro en el que para hacer compras solo tendremos que tocar con nuestros
teléfonos el terminal del punto de venta. Suena estupendo. ¿Por qué no lo estamos usando ya? En los últimos años, la prensa y los expertos en
tecnología móvil han venido pronosticando que “el año que viene sin falta” se generalizarían los pagos por medio de comunicaciones de campo cercano. En el
Congreso mundial de movilidad de la Asociación GSM, celebrado en febrero de 2011, un conferenciante predijo que 2011 sería el “año de la transición” para
las NFC. Fue una predicción acertada. En 2011, las NFC dieron el salto y dejaron de ser programas piloto de bancos y operadores para implantarse en vida
real. Su máximo exponente ha sido Google Wallet. Orange UK es otro servicio notable. Pero quizá el proyecto más grande sea Isis, una iniciativa conjunta
estadounidense en la que participan AT&T, T-Mobile y Verizon Wireless. Aunque las ruedas de las NFC se han puesto ya en movimiento, sigue habiendo
varios obstáculos para que esta tecnología se convierta en un estándar. ¿Qué son las NFC? La tecnología NFC permite comunicaciones inalámbricas de alcance
ultracorto entre dispositivos. Es similar al Bluetooth, pero con una configuración más sencilla y un alcance de unos pocos centímetros. La NFC está
diseñada específicamente para realizar transacciones de pago o para intercambiar ráfagas cortas de información entre dispositivos móviles. Las
comunicaciones NFC están disponibles actualmente en la tarjeta de crédito Visa payWave; el titular solo tiene que dar un golpecito con su tarjeta en el TPV
para abonar sus compras. Desde finales de los noventa ha habido numerosos intentos de convertir los teléfonos en dispositivos universales de pago. Incluso
las tarjetas SIM originales tenían el mismo tamaño que una tarjeta de crédito, aunque sin la banda magnética. Los intentos iniciales de habilitar compras
móviles se centraban en el envío de simples códigos de barras a un teléfono, una estrategia que sigue en uso hoy día. Entre los métodos posteriores destaca
el premium short message service (PSMS) o cargo directo en cuenta y, más recientemente, órdenes de pago emitidas vía SMS, USSD o WAP, o mediante
aplicaciones para móvil. Las NFC frente a sí mismas Las NFC tienen tres estándares distintos, de los que solamente uno es apto para efectuar pagos.
- Persona a persona, que permite que los dispositivos se conecten rápidamente y compartan información. Por ejemplo, haciendo chocar dos dispositivos
para intercambiar tarjetas de visita.
- Leer/Escribir, que es un modo no seguro de intercambiar información. Por ejemplo, tocando un cartel inteligente con el teléfono para inscribirse en
una localización específica con el sistema FourSquare.
- Emulación de tarjeta, que es el modo que permite a un teléfono con NFC actuar como una tarjeta inteligente/de crédito. Conviene señalar que este es
el único modo seguro de las NFC.
¿Qué es lo que frena las NFC? Hoy día, los obstáculos para la adopción generalizada de los pagos móviles son los mismos de siempre. Para que un
teléfono funcione de la misma manera que una tarjeta Visa payWave, se necesita, como mínimo:
- Capacidad inalámbrica NFC, de serie o añadida a posteriori;
- Un elemento seguro para verificar la identidad del teléfono, igual que una tarjeta de crédito lleva una banda magnética o un microchip incrustado;
- Un comerciante que tenga un lector NFC en el punto de venta;
- Un enlace a una fuente de fondos o línea de crédito (un monedero móvil);
- Unas reglas de negocio definidas; Visa payWave tiene un límite máximo por transacción y un proceso para verificar la identidad del cliente si la
transacción es sospechosa.
No es sencillo ni inmediato juntar todas estas piezas. En los mercados desarrollados, los minoristas se lo piensan dos veces antes de invertir en
nuevas técnicas, porque al principio ralentizan los cobros. Además, la mayoría de los grandes minoristas solo sustituyen sus terminales de punto de venta
una vez cada diez años, con lo que desarrollar una buena red de terminales NFC llevará su tiempo. Los consumidores, sean de donde sean, se resisten al
cambio hasta que perciben una ventaja clara con respecto a lo que ya tienen: efectivo, tarjetas y cheques. En los mercados emergentes, la mayoría de los
consumidores tienen teléfonos de gama baja, lo que implica un tiempo de espera mucho mayor hasta que la mayoría disponga de dispositivos con funcionalidad
NFC. El elemento seguro: otro problema Lo que hace que una tarjeta de crédito sea una tarjeta de crédito es el “elemento seguro”, que es la combinación de
software y hardware que verifica que la tarjeta es auténtica y la vincula con una cuenta de crédito o débito. En una tarjeta convencional, esta función la
cumple la serie de unos y ceros que lleva codificada la banda magnética. En las NFC, el elemento seguro es un elemento aparte, distinto del componente de
radio que habilita la comunicación y del resto del dispositivo móvil. El lugar exacto en el que instalar ese elemento seguro en el teléfono es el segundo
problema de los pagos móviles NFC, porque aún no hay un consenso sobre ello. Algunos bancos abogan por un elemento seguro de software que se colocaría en
la tarjeta SIM del teléfono, mientras que otros, como la iniciativa Isis, son más partidarios de integrar el elemento seguro en una tarjeta de memoria
mini-SD. El atractivo de esta segunda opción es que reproduce exactamente la forma en que los bancos emiten actualmente las tarjetas de crédito: primero
las fabrican y después añaden el elemento seguro. Sin embargo, este método no funciona con todos los dispositivos, empezando por los iPhones, que no tienen
ranura para mini-SD. Por tanto, la pregunta sigue ahí: ¿qué mix de componentes y qué diseño deberán tener los pagos móviles NFC? Hacen falta estándares Los
pagos móviles NFC llegarán, no cabe duda. El éxito de servicios como la aplicación para pagos móviles con código de barras de Starbucks demuestra que
existe un enorme apetito por los servicios de pagos móviles. Sin embargo, por el momento, la falta de acuerdo sobre una serie de cuestiones esenciales
limita las soluciones existentes. Por supuesto, incluso un batiburrillo de métodos acelerará la demanda, educará a los clientes y contribuirá a crear
ecosistemas de pagos móviles. Es como mojarse los pies en la playa. La primera estrategia es quedarse en la orilla y esperar a que llegue una ola. La
segunda es correr directamente hacia las olas. Con ambos métodos te mojas los pies, pero uno de ellos lleva mucho más tiempo. Los líderes de NFC están
avanzando, creando cada uno sus propias estrategias, con la esperanza de hacer suya la ventaja de ser los primeros y de ir creando estándares sobre la
marcha. Esperemos que, sean cuales sean esos estándares, la cosa no acabe como el desencuentro de los enchufes, que obliga a todo el que viaja a llevar
consigo un juego de adaptadores si quiere usar el secador de pelo o la máquina de afeitar en el extranjero. Esperemos que la industria se decida por un
sistema universal para las NFC. ¿Qué dice la industria? Con motivo del Congreso mundial de movilidad de la Asociación GSM (Global System for Mobile
Communication Association) celebrado en febrero de 2011, Sybase entrevistó a 251 personalidades de la industria móvil y les pidió su opinión sobre cuándo
se harían realidad las NFC móviles y qué es lo que frena su avance. La conclusión principal fue que desde la industria se admite que todos los actores
–operadores, bancos, fabricantes de teléfonos y comerciantes– tienen que coordinar sus esfuerzos. La opinión generalizada era que no hay un único factor
que obstaculice las NFC, sino una combinación de varios: escasez de teléfonos adecuados en manos de los consumidores, número limitado de lectores NFC en
los puntos de venta, estándares incompletos y una necesidad imperiosa de mejorar la coordinación entre las partes. La mayor sorpresa fue el desfase entre
las expectativas de la industria sobre la fecha en que las NFC estarán ampliamente disponibles (al menos dos años) en comparación con la prensa reciente
(¡cualquier día de estos!). Según la industria, las NFC tardarán aún años en generalizarse, pero eso no significa que el comercio móvil se haya estancado.
Más bien lo contrario. Alternativas en uso actualmente En los últimos años, las economías desarrolladas y en desarrollo han diferido en su forma de enfocar
los pagos móviles. En las economías en desarrollo, donde el porcentaje de población no bancarizada es importante y enviar dinero supone un gran desafío, la
prioridad son los pagos remotos. Para eso se pueden utilizar las tecnologías que ya existen (SMS, USSD y WAP). No hay necesidad de esperar a las NFC. En
las economías desarrolladas, muchos países se están centrando en los pagos de proximidad. Pero incluso aquí vemos una dicotomía, pues algunos mercados
están esperando las NFC mientras que otros están lanzando soluciones provisionales, como la solución de código de barras bCode que se comenta en otro
artículo de esta guía. La ventaja de esta última estrategia es que crea impulso y va dando forma a ese ecosistema de comerciantes y consumidores que será
la última frontera.