En aquellos tiempos en los que los SMS aparecieron como una alternativa a la llamada, los 160 caracteres en los que metíamos con el calzador de 25 pesetas un mensaje fueron una revolución. Hoy, con tarifas planas de mensajes los operadores tratan de ofrecer lo que ya no tiene valor. Comido por las aplicaciones móviles de mensajería el SMS está oficialmente muerto, pero la manera que tenemos de mensajearnos ha cambiado circunstancialmente para dar a lugar a una nueva forma de comunicarnos. El short message sending nos obligaba a reducir palabras, usando abreviaturas, o reemplazando sonidos por palabras. Esto en semiótica, el estudio de la interpretación del sentido de la comunicación, se nos convirtió en un fenómeno a considerar. Baste decir que semióticamente el mensaje tiene otra definición que la de los ítems, unidades con información, que se envían a golpe de "intro". Para no confundirles entenderemos por ítem a cada envío de información, y mensaje a la totalidad de la información. El lenguaje del SMS
El "pero" pasó a ser un "xo", y el "dsd" quería decir "desde". Más allá de todo eso la digievolución (evolución digital) afectó también al modo en el cual los conceptos son transmitidos debido a las limitaciones del medio. En el paquete de información de 160 caracteres se incluía un escueto "Hola", el motivo de la necesidad, y un gracias. Una herencia analógica nos obligaba a mantener ciertas formas de cortesía que perduraron hasta la aparición de la denominada "brecha digital". En resumen, decimos que el pago por ítem (mensaje) incentivó al humano a crear soluciones inteligentes por las que la información pudiese comprimirse tanto de forma física como de forma sitacto-semántica. Pero la digievolución es veloz y pronto la aparición de otros modos de mensajear afectarían a la redacción humana. Y App-arece una nueva forma de hablar
Los programas de mensajería aterrizaron con éxito de mano del archiconocido Whatsapp en móviles y tabletas. Ni las versiones móviles de Google Talk, ni del próximamente desaparecido Microsoft Messenger calaron tan hondo como la aplicación desarrollada por los exYahoo Jan Koronado y Brian Acton. La proeza de los exYahoo fue la de crear un programa gratuito que se integraba con cualquier sistema operativo móvil potenciando su uso en mensajes a través de la Red. Entonces los ítems gratis significaron libertad de comunicación, y como cualquier libertad fue humanizada. Al no haber limitación a la hora de enviarlos la construcción de los mismos se empobreció. Más ítems para un mismo mensaje: "Hola" (intro), "Qué tal?" (intro), "vas a venir esta noche al cine?" (intro), "Manu no podrá venir" (intro), "Trabaja hasta las 11" (intro). Los usuarios fraccionamos los mensajes en varios ítems, de modo que donde antes se recibía un ítem/mensaje de 160 caracteres, ahora enviamos 5 mensajes que, en suma hacen 86 caracteres. No en balde muchos usuarios de Whatsapp silencian grupos de charla, o mantienen el teléfono silenciado, evitando recibir el aluvión de ítems para, en muchas ocasiones recibir muy poca información. La industria se implica
Algunas aplicaciones han optado por reemplazar la inmediatez del envío y unificar varios ítems hasta que conforman un único mensaje. El motivo es evitar que el receptor considere molesto el recibir 5 alarmas para aquello que se podría resumir en un solo golpe de "intro". Emoticonos, abreviaturas, y determinadas expresiones forman parte de un lenguaje surgido de un entorno en el que la comunicación oral, o escrita tiene nuevas limitaciones. Los mensajes, que carecen de la viveza del lenguaje hablado al ser divididos en ítems, necesitan formas físicas de demostrar emociones. La industria ha tomado participación en aquello de abreviar y algunos dispositivos, por ejemplo iPhone, permite abreviar palabras o a partir de una abreviatura reemplazar por la expresión completa. ¿Cómo repercute esto en el lenguaje?
Nuestro lenguaje diario se ha contaminado de tecnología. Ya hablé en este mismo medio del cómo la tecnología cambió nuestra forma de escribir, y es que la tecnología forma parte de nuestro día a día. Nuestros correos-e, los artículos que leemos en el periódico digital, o la forma en la que nuestras ideas son almacenadas, han sido educadas en la Red.
En conclusión
El papel de la educación tecnológica, hasta el momento, se ha fundado en enseñar a los niños el uso del dispositivo, el entendimiento de la interfaz y poco más. Ha sido la industria tecnológica la que se ha preocupado de la penetración del silicio en nuestro día a día, pero la sociedad aún no se ha pronunciado firmemente. Hay una necesidad de educación tecnológica basada en la adecuación, y en este caso en concreto se debería respetar la evolución lingüística sin olvidar que todo entorno debe tener sus normas, sus códigos, y establecerlos bajo unas convenciones.
Pero si el hombre se adapta al entorno y se acostumbra a las limitaciones tecnológicas, ¿A caso la tecnología no debería adaptarse al hombre sin provocarle prejuicio?