Durante los últimos meses, todos los temas relacionados con la Inteligencia artificial han acaparado gran expectación y titulares. También hemos abordado todo tipo de temas acerca de como las empresas y marcas ya están aprovechando las ventajas de este tipo de tecnologías. Tecnologías que también han conquistado a usuarios y consumidores.
No solo nos referimos al hecho de que las marcas recurran a la Inteligencia artificial para desarrollar estrategias de publicidad, marketing o ventas. En general, la adopción de la IA en el marketing y las ventas está en aumento, lo que representa una oportunidad para las empresas que buscan obtener una ventaja competitiva en el mercado, pero también la inteligencia artificial podría tomar decisiones de compra en nombre de los consumidores. De hecho, esto ya está sucediendo en muchos casos.
Los sistemas de IA utilizan algoritmos de aprendizaje automático para analizar los datos de los consumidores, como su historial de compras y su comportamiento en línea, para hacer recomendaciones y tomar decisiones de compra en su nombre. Estos sistemas pueden ser muy precisos en sus recomendaciones y a menudo son capaces de detectar patrones y tendencias que los humanos podrían pasar por alto.
Sin embargo, es importante señalar que la toma de decisiones de compra es una tarea compleja que implica una variedad de factores, incluyendo las preferencias personales, el presupuesto y las necesidades individuales. Aunque la IA puede ser útil en la recomendación de productos y en la personalización de la publicidad, no puede reemplazar completamente el juicio y la toma de decisiones humanas. !Al menos por ahora!
En última instancia, los consumidores deben tener el poder de tomar sus propias decisiones de compra basadas en sus necesidades y preferencias personales. Sin embargo, nadie asegura que esta premisa no pueda ser incumplida en un futuro no muy lejano. Es decir, que con la evolución de esta tecnología, lleguen servicios o herramientas en las que los consumidores puedan delegar sus ventas en función de necesidades, preferencias u otros factores. ¡Y créanlo, no es algo nuevo!. Desde hace años existen herramientas automatizadas para las finanzas y la bolsa de valores, capaces de ejecutar órdenes de compra de forma automatizada en función de diferentes criterios establecidos.
Entonces, si tenemos en cuenta que la inteligencia artificial podría tomar las decisiones de compra de los consumidores, y las marcas recurren a la misma tecnología para desarrollar sus estrategias de venta, ¿Ante qué tipo de escenario nos encontramos? ¿Inteligencias artificiales tomando decisiones de consumidores para responder a las sugerencias y estrategias que manejan otras Inteligencias artificiales para las marcas?
Según datos de IBM, el 82% de las empresas españolas ya confían en la IA para automatizar buena parte de sus procesos. En 2030, las empresas con esta tecnología aportarán unos 16 billones de dólares al PIB mundial. La inversión en IA irá en aumento en las próximas décadas hasta convertirla en una de las claves del éxito de cualquier tipo de empresa. Pero para ese mismo año, el 69% de las decisiones que tome un cliente estarán directamente relacionadas con el uso de la IA.
La respuesta rápida en un sí rotundo. En cierta medida, las marcas pueden utilizar la inteligencia artificial para desarrollar estrategias que puedan "convencer" a otras IA en el proceso de toma de decisiones de compra. Por ejemplo, una marca podría utilizar el aprendizaje automático para analizar los datos de los consumidores y determinar qué productos son más populares o más rentables. Con esta información, la marca podría desarrollar estrategias de marketing y publicidad específicas que se dirijan a los sistemas de IA que toman decisiones de compra en nombre de los consumidores. Es la inteligencia artificial retroalimentándose así misma.
A pesar de todo ello, es importante tener en cuenta que la IA no es infalible y no siempre puede capturar la complejidad de las decisiones de compra de los consumidores. Además, los consumidores pueden ser escépticos sobre las decisiones de compra tomadas en su nombre por sistemas de IA y pueden preferir tomar sus propias decisiones basadas en sus preferencias personales.
En última instancia, la clave para desarrollar estrategias efectivas de marketing y publicidad es entender las necesidades y preferencias de los consumidores y ofrecer productos y servicios que satisfagan esas necesidades. La IA puede ser una herramienta útil en este proceso, pero de momento, no puede reemplazar completamente el conocimiento y la intuición humana.
Este fenómeno se puede definir como el uso de la inteligencia artificial en el proceso de toma de decisiones de compra, tanto por parte de los consumidores como por parte de las empresas que buscan influir en las decisiones de compra de los consumidores a través de la misma tecnología. Es un fenómeno que ha surgido como resultado de la creciente cantidad de datos disponibles y la capacidad de la inteligencia artificial para analizar y procesar esos datos.
Por un lado, los consumidores están utilizando sistemas de IA para ayudarles en la toma de decisiones de compra, ya sea a través de sistemas de recomendación de productos en línea o en la personalización de la publicidad que se muestra en las redes sociales y otros sitios web. Por otro lado, las empresas están utilizando la IA para analizar los datos de los consumidores y desarrollar estrategias de marketing y publicidad que puedan influir en las decisiones de compra de los consumidores.
Este fenómeno plantea importantes cuestiones éticas y sociales en torno a la privacidad de los datos, la transparencia en la toma de decisiones y el papel de la inteligencia artificial en la sociedad en general. A medida que la tecnología continúa avanzando, es importante que las empresas y los consumidores sean conscientes de los riesgos y las oportunidades asociados con el uso de la inteligencia artificial en el proceso de toma de decisiones de compra.