Cuando se trata de hacer pronósticos a futuro, los expertos no suelen dudar sobre hacia dónde irá la red del mañana. El futuro pasará por el llamado internet de las cosas. Según una predicción de Gartner, en 2020 existirán 26.000 millones de dispositivos inteligentes conectados, es decir, formando parte del internet de las cosas. Y según IDC el internet de las cosas pasará de mover 1,9 billones (españoles, trillones americanos) de dólares en 2013 a 7,1 en 2020 en soluciones para su gestión.
Es decir, el futuro ya está más o menos aquí y tiene todo el aspecto de que va a crecer - y mucho - en los próximos años.
Pero ¿qué es exactamente el internet de las cosas? En las películas de ciencia ficción del pasado, las casas estaban llenas de dispositivos inteligentes que podían hacer muchas acciones por sus habitantes. Había puertas y ventanas que se abrían y se cerraban solas cuando debían, luces que modificaban su comportamiento y robots que se adelantaban a los deseos de los humanos. Hoy en día, y visto lo que el internet de las cosas supone y va a suponer, esas profecías del cine del pasado resultan más encantadoras que acertadas. Lo que las cosas podrán hacer irá más allá de ello.
En el internet de las cosas, todos los dispositivos, todos los objetos y todos los productos estarán conectados a la red y tendrán una capa de inteligencia. Lo serán desde la nevera hasta los zapatos con los que salimos cada día a caminar pasando por nuestros pastilleros o nuestros hornos. Muchas de esas capas de inteligencia ya las podemos ver, tocar y hasta usar. Ya tenemos chivatos que nos dicen cuándo y cómo debemos regar nuestras plantas (llamados Parrot Flower Power) o termostatos (de Nest) que controla nuestra casa para que las condiciones sean las mejores.
Las oportunidades del internet de las cosas
Pero el futuro no se queda solo ahí. El potencial de lo que puede ofrecer al consumidor el internet de las cosas es muy elevado. Habrá cepillos de dientes que nos alerten cuando nos lavamos mal o cuando debamos ir al dentista. Habrá neveras que harán la lista de la compra por nosotros y otras que nos avisarán cuando las cosas se están poniendo malas. Habrá hornos tan refinados que aprenderán la temperatura exacta para hacer nuestros platos favoritos como a nosotros nos gustan. Habrá dispositivos que aprendan de nuestras pautas de sueño y nos ayuden a corregirlas. Habrá, en definitiva, todo lo que se pueda imaginar.
El internet de las cosas está todavía en pañales, aunque el boom de las ciudades inteligentes, las infraestructuras conectadas y la mayor conciencia de una cultura conectada, según IDC, harán que en los próximos años explote. "Es importante recordad que aunque el mercado del internet de las cosas está todavía en su infancia, existe un gran patrimonio de cosas autónomas conectadas a la red", señalaba Carrie MacGillivray, vicepresidenta en IDC. La "omnipresencia de la conexión wireless" y "el ubicuo acceso a internet sin importar la localización" empujarán el crecimiento del internet de las cosas de aquí a 2020.
Para las marcas, el internet de las cosas es una oportunidad muy importante para crear una relación con los consumidores y para fidelizar su consumo. Todos esos productos, en realidad, estarán interviniendo en nuestras pautas de comportamiento y en nuestras costumbres de compras. Nuestra nevera simplificará nuestras rutinas en la cocina y hará que compremos lo que ella nos diga?. dirigiendo a donde ella esté conectada. Las marcas tendrán que esforzarse por ser imaginativas, seductoras, por estar al otro lado esos dispositivos inteligentes ofreciendo las respuestas que los consumidores necesitan.
Las empresas deberán por tanto sacar el mayor partido a la tecnología para conseguir optimizar sus resultados. "Los esfuerzos en marketing y ventas que tendrán éxito estarán basados en entender los verticales más lucrativos que ofrecen crecer hoy y potencial a futuro y luego en crear soluciones para casos específicos", explicaba en un informe reciente Scott Tiazkun, analista senior en IDC.
Internet de las cosas y el big data
Pero además de dirigir el consumo, el internet de las cosas permitirá conocer mucho mejor a los consumidores. La afluencia de datos derivada de tener todo conectado hará que hacer un perfil de los clientes sea más sencillo y más completo. Las neveras, los cepillos de dientes y las hueveras inteligentes añadirán aún más información a ese infinito caudal de conocimiento que ha sido bautizado como big data.
"El desarrollo del internet de las cosas va a generar enormes cantidades de datos que necesitarán ser procesadas y analizadas en tiempo real", afirmaba recientemente, a raíz de un estudio sobre el impacto en centro de datos de esta tendencia, Fabrizio Biscotti, director de investigación en Gartner. El tener que procesar largas cantidades de datos en tiempo real supondrá un problema para los departamentos de TI de las compañías, que tendrán que invertir en mejorar sus centros de datos, en seguridad y en herramientas que mejores sus capacidades analíticas.
Para los departamentos de marketing, sin embargo, será una nueva suerte de paraíso de la información. Todo este caudal permitirá saber qué quieren (de forma más real) los clientes y sobre todo adelantarse a sus necesidades. No será necesario esperar a que vayan al supermercado, por ejemplo, para impulsarles a comprar mantequilla. Su fabricante favorito podrá recordarles la compra cuando en el paquete solo queda la suficiente para un último par de tostadas.