Por Redacción - 25 Agosto 2014
Facebook pagó 1.000 millones de dólares por Instagram. Luego pagó una cantidad incluso superior por WhatsApp. Las compras millonarias de empresas que en realidad no son más que aplicaciones no están solo protagonizadas por Facebook. Muchas otras firmas - y ni siquiera todas del mundo de las nuevas tecnologías - se han hecho con apps, puesto que en las apps está el nicho de mercado del futuro. Tener una app es fundamental para ser alguien en el internet que cada día llega más a través del móvil y de las tabletas. Pero ¿lo es? Y, si lo es, ¿lo es tanto? ¿Estamos en plena burbuja de las aplicaciones y, sobre todo, está esa burbuja a punto de estallar?
Ya en 2010, Fast Company alertaba de que el mercado estaba en plena burbuja de las aplicaciones. Para ello daba 8 síntomas, como que las apps no generan beneficios (a veces ni siquiera ingresos), que los usuarios no siempre las encontraban realmente útiles, el aprovechamiento publicitario era "como volver a los tiempos de Altavista" y, por supuesto, el dinero del capital riesgo estaba fluyendo como maná para la industria (a pesar de todo). Y esos siempre han sido, en realidad, los síntomas de una burbuja tecnológica.
Los usuarios, a pesar de todo, estaban en 2010 muy emocionados con las aplicaciones, descargándose de forma masiva todas las cosas que los medios recomendaban o que sus amigos comentaban. Eran los años dorados de Angry Birds y similares. Cuatro años después, el mercado está viviendo un enfriamiento y los consumidores ya no están tan entusiasmados. Según un informe de Deloitte, el interés de los internautas por las apps está ya en fase más bien de decaimiento.
En un mes tipo, uno de cada tres usuarios de smartphones (UK) no se descarga ni una sola aplicación en su móvil. La cifra es especialmente sangrante para ese mercado si se tiene en cuenta que venía de otra mucho más favorable para la industria de la apps: antes, solo 1 de cada 5 no descargaba nada en un mes tipo. Los que descargan, además, descargan cada vez menos: las casi tres apps de media que descargaban antes cada mes se han quedado en 1,8.
Según Deloitte, todo esto tiene una explicación que hace que todo sea menos alarmante para esa industria. Cada vez hay más usuarios de smartphones y por tanto el ratio ha bajado (es decir, los que descargaban siguen descargando pero los nuevos, quizás menos techie, descargan menos). Y sobre todo los nuevos usuarios usan sus dispositivos inteligentes para otras cosas, menos variadas que los anteriores. "Los nuevos usuarios de smartphones los usan más que nada para la mensajería de texto", explicaba al Telegraph Paul Lee, jefe de investigación en tecnología, medios y telecomunicaciones en Deloitte. Y además los usuarios que ya están y que ya han empezado a usar una app (y todos sus amigos con ellos) están menos abiertos a cambiar de aplicaciones.
Pero a pesar de las buenas palabras de Deloitte y de sus explicaciones, las conclusiones de su informe no llevan a pensar en un futuro igual de brillante para la industria que su pasado inmediato. Al fin y al cabo, ¿no deberían ser esos nuevos usuarios el recambio para los anteriores? ¿No deberían lanzarse ellos también a consumir apps? Y, por otra parte, su informe no es el único que ha presentado una tendencia a la desaceleración del mercado de las aplicaciones.
Apps olvidadas
El 22% de las aplicaciones se utiliza una sola vez, según un estudio de Localytics, y aunque hay un interesante parque de usuarios que acceden de forma regular a aplicaciones móviles, estos lo hacen prácticamente siempre a las mismas apps de cabecera.
Según el último estudio de Comscore sobe el uso de aplicaciones en el mercado estadounidense, las apps son el 52% del tiempo los internautas dedican al consumo de contenidos digitales, una cifra que supera al 40% de 2013. Ese es el punto positivo. El negativo es que las apps que consumen siguen siendo las de siempre. El 65% de los consumidores estadounidenses no descarga apps al mes: es decir, su volumen de descargas es igual a 0 e inferior a 1. El 8,4% descarga 1 app y el 8,9% descarga dos al mes. Las explicaciones a este vacío en el consumo son que descargar apps adecuadas aún no es sencillo y que los usuarios ya han cubierto sus necesidades con unas cuantas apps que ya tienen en sus smartphones.
Los datos muestran, por tanto, que el mercado no está en una situación tan optimista como podría parecer. Las acciones de King Digital, por ejemplo, una de esas empresas reinas del mundo de las apps, acaban de sufrir una llamativa caída. Tras los años de crecimiento brutal, Rovio, la compañía detrás de Angry Birds, se ha quedado en sus últimos resultados financieros con un discreto crecimiento del 2,3% y, aunque ellos hablan de consolidación y del año en el que se hizo "construcción de cimientos", los analistas prefirieron pensar que quizás el mercado simplemente se estaba enfriando.
Las apps gratuitas no saben aún como rentabilizar su tráfico y su consumo (los anuncios tradicionales no funcionan vía trasplante) y los usuarios no están por la labro de comprar apps de pago. De hecho, el 90% de las apps de pago tiene un ratio de descargas de menos de 500 veces al día, que es una cifra miserable si se tiene en cuenta el número de usuarios potenciales a los que podría llegar.
¿Son todos estos síntomas de que se acerca el final de su época dorada? La publicidad móvil es uno de los grandes futuros de la publicidad en internet, más que nada porque los usuarios estarán allí. El consumo de contenidos también pasará por la red. Pero las apps van a acabar, al menos eso es lo que hacen pensar los números, teniendo que encontrar una nueva manera de disponer de su mercado.