Por Redacción - 26 Agosto 2015
Los datos permiten a las empresas conocer mucho mejor a sus consumidores y tener una visión mucho más eficiente y cercana de lo que les interesa y lo que quieren por tanto comprar. La información posibilita que las empresas sean capaces de conocer a los consumidores de una forma tan cercana como la que podrían tener sus padres. La idea del refranero popular de que nadie te conoce mejor que tu madre podría ser en el futuro, de hecho, la de que nadie te conoce mejor que un buen experto en big data.
Cosechar información se ha convertido, así, en la preocupación fundamental de las empresas, que se han lanzado a crear herramientas para poder hacerse con toda la información posible sobre sus consumidores. Las marcas siguen a sus clientes en internet, empleando cookies que acumulan información sobre sus intereses; prestan atención a lo que dicen y hacen en redes sociales, deseosos de entender qué es lo que realmente les preocupa y les gusta; o los dotan de tarjetas de fidelización con las que siguen sus compras en tienda y descubren lo que realmente les empuja a cerrar la compra.
Toda información parece además poca, ya que cuantos más datos se posean más capaces serán de lograr posicionarse frente a los competidores con una visión mucho más específica y realista de su masa de consumidores.
Los datos no son además algo que simplemente se puede cosechar de forma genérica para hacer retratos robot igualmente genéricos sobre los consumidores. La información tiene un valor que va mucho más allá de lo general y permite además tomar decisiones con márgenes cada vez más exactos de maniobra. Las empresas pueden, en el mundo del cada vez más refinado big data, ser capaces de obtener datos en tiempo real y ser por tanto capaces de responder en ese mismo tiempo real a lo que los consumidores quieren y necesitan.
Según un estudio de Forrester, las marcas son cada vez más conscientes de la importancia del tiempo real en su toma de decisiones. La firma de análisis tomó como muestra a las empresas del mundo editorial de Estados Unidos y Reino Unido a las que preguntó sobre datos, potencial y, sobre todo, dificultades para gestionar los mismos. El resultado final y sus conclusiones son una suerte de claroscuro del mundo de los datos: las empresas son conscientes de la importancia de los datos y de la riqueza que abren pero están sobrepasadas y abrumadas por ellos.
El tiempo real tiene mucho potencial (pero está siendo desaprovechado)
Una de las primeras conclusiones que se pueden extraer de los datos del estudio es que las marcas son conscientes del poder que tienen las nuevas posibilidades que abren los datos. Así, un 67% de los encuestados han señalado que el tiempo real es muy importante y un 62% que este tipo de información tiene un efecto en los ingresos ya que los empuja al alza.
El poder de esta información es evidente. Si una empresa sabe en el momento lo que sus consumidores están haciendo, puede tomar decisiones para corregir fallos y crear productos más poderosos. Pongamos un ejemplo. Una marca lanza un producto y lo hace en tres colores diferentes. Ver en tiempo real cómo están respondiendo los consumidores a esa oferta le indicará cuál es de los tres el caballo ganador y sobre todo si debe renunciar a esforzarse en alguno de ellos.
A pesar del potencial del tiempo real, las no están empleando esa riqueza. Según los datos de Forrester, solo el 27% recibe información en tiempo real de lo que está pasando. Un 15% la recibe con minutos de retraso (lo que puede parecer muy cercano al tiempo real, pero no lo es).
Las grandes cantidades de datos están abrumando a las empresas
La información es un bien muy valioso y una herramienta muy válida para tomar decisiones de negocio, pero puede ser un arma de doble filo. Acumular datos es más fácil que nunca, ya que por un lado es más fácil encontrar fuentes de información y por otro (gracias a tecnologías como el almacenamiento en la nube) es más sencillo que nunca el poder mantener los datos disponibles en algún lugar. Sin embargo, los problemas que pueden generar los datos no están ligados únicamente al cosechar la información o al almacenar la misma. Las empresas también deben ser capaces de gestionar esos datos y, sobre todo, convertir las masas informes de información en elementos de valor aplicables a las decisiones de la empresa. Y ahí es donde están los problemas.
Los resultados del estudio permiten concluir que las empresas tienen un problema. El 60% de las compañías encuestadas tienen problemas para gestionar los volúmenes de datos que reciben con las herramientas de las que disponen.
Pero esta no es la única frustración a la que deben hacer frente cuando se trata de analizar datos. Un 48% asegura que se sienten frustrados ante la velocidad a la que reciben la información, un 59% con la existencia de plataformas completamente diferentes y un 54% con las métricas dispares (esto es, no hay unas métricas universales). A estas cuestiones se suma el hecho de que a pesar de todos los avances y a pesar de que los datos deben ser aplicados de forma uniforme a la empresa, no se pueden ver de forma única. Un 56% se queja de que no pueden acceder de una forma única, es decir, que no pueden ver los resultados de los datos de una forma única, cuando estos llegan desde diferentes fuentes de información.