Por Redacción - 14 Marzo 2016
Habría que haber estado perdido en una isla desierta, a lo Robinson Crusoe, sin conexión a internet, sin televisión y posiblemente sin nadie más con quien mantener conversación, para no saber que la gran cuestión de moda en el mundo de la tecnología (y ese gran elemento que está llamado a cambiar nuestras vidas, o que todo el mundo espera que vaya a hacerlo) es la realidad virtual. Tras años de mucho ruido y pocas nueces, en el que todo el mundo hablaba de lo que podría venir pero parecía que nada iba a ocurrir (de hecho, la realidad virtual ha ido oscilando en las posiciones en el hypecicle de Gartner), ahora ha llegado el momento de la verdad. Todas las grandes compañías tecnológicas están preparando dispositivos y están lanzándolos, todas las marcas están mostrando muchísimo interés en lo que podrán sacar de todo esto y todos los consumidores han oído ya hablar de lo que podrá suceder (la realidad virtual se ha colado en los telediarios mainstream) y están interesados en lo que podría ofrecerles. Esto está creando un pico de interés extraordinario y está empujando ya a los primeros conquistadores que quieren hacer caja.
Porque la realidad virtual está ahora mismo en lo que podría llamarse un momento fiebre del oro. Las previsiones son las de que esto creará un nuevo pico de interés y una nueva fuente de riqueza y los buscadores de fortuna se han lanzado en masa a intentar ser ellos quienes encuentren las pepitas doradas.
Así, aunque la masa de usuarios de la realidad virtual es (aún) más testimonial que otra cosa, lo cierto es que ya existen quienes están intentando hacer caja con ella. Las agencias especializadas en realidad virtual ya han abierto sus puertas.
Ya hay anuncios para la limitada realidad virtual
La lista es limitada, pero invita a la reflexión. Como publica Business Insider, Airpush, una network de anuncios móviles, ha lanzado su propia red publicitaria de realidad virtual (y eso, se podría añadir, que el año pasado el mercado de la realidad virtual real era incluso más testimonial que ahora). VirtualSky, la red en cuestión, asegura la "primera plataforma de este tipo" y la primera por tanto que posibilita crear y servir anuncios en aplicaciones y juegos de realidad virtual. Sus anuncios se sirven en 4.000 escenarios de estas características (aunque la cuestión sería la de saber cuántos consumidores están realmente viendo esos anuncios y la audiencia que tienen esos contenidos).
La plataforma permite comprar únicamente dos formatos publicitarios. Por un lado, están una suerte de anuncios pre-roll, que aparecen antes de acceder al contenido de realidad virtual. Por otro, están otros que se integran en la experiencia (una suerte de interstitials, como explican en el medio estadounidense) y se sirven entre niveles.
La noticia, o el motivo que invita a la reflexión, no es en realidad tanto el cómo ha aparecido esta red (o básicamente el que exista) sino lo que ha ocurrido asociado a su lanzamiento. Como explican desde la propia red al medio estadounidense, su lanzamiento ha despertado muchísimo interés en el mundillo y la red ha sido contactada por las grandes agencias rápidamente. Todo el mundo quiere posicionarse en este terreno y todo el mundo quiere estar ya en la realidad virtual. Tu anuncio tiene que estar ya en ese escenario y tu experiencia de marca también, parecen repetirse las marcas.
Pero ¿no será este creciente interés en realidad un golpe mortal para algo que aún no ha acabado de nacer? ¿No estarán las marcas jugando con fuego y lastrando ya un escenario en el que aún está todo por hacer?
Matarla antes de que triunfe
El interés de las marcas en la realidad virtual es legítimo y su abanico de potenciales aplicaciones es muy interesante y muy positivo. Las marcas pueden hacer muchas cosas y muy grandes con la realidad virtual, que podrá servir para mejorar desde la atención al cliente hasta los procesos de venta, consiguiendo que los consumidores se sientan mucho más cómodos con la marca y que las experiencias sean mucho más memorables. Porque, en realidad (y no debería olvidarse ahora que todo está a punto de eclosionar), lo que los consumidores buscan en la realidad virtual son esas experiencias, esa actividad y esas cosas completamente diferentes que las harán especiales y memorables. La realidad virtual permite acceder a una tecnología nunca vista, a un abanico de servicios que hasta ahora solo entraban en la ciencia ficción, y los consumidores quieren recibir exactamente eso.
El gran riesgo está en que las marcas empleen la realidad virtual para ofrecer más de lo mismo y para llevar a un nuevo escenario lo que ya están haciendo en otros, lo que sería el cúmulo de lo que no se debe hacer en la realidad virtual. El consumidor encontraría una reedición de lo que ya conoce y de lo que ya no le gusta y las marcas perderían una oportunidad de oro por intentar simplemente ser muy rápidas y/o escapar a los problemas a los que se enfrentan en otros escenarios.
Ese no es el único problema al que la realidad virtual podría enfrentarse por culpa de las marcas y sus esfuerzos en marketing. Otro de los grandes problemas podría ser el de que los consumidores se sientan saturados por culpa de estas firmas antes incluso de que la realidad virtual sea algo. Las marcas podrían ser tan pesadas (y están tomando muchas posiciones para serlo) antes de que el sistema triunfe que podrían saturar al consumidor antes incluso de que pueda ver el gran potencial que tiene la realidad virtual.