
Los retos y problemas que las marcas tienen que solventar cuando se enfrentan al Big data
Por Redacción - 21 Abril 2016
El Big data se ha convertido en un valor crucial para las empresas y en uno que supone una inyección de muchos y muy variados beneficios para su estrategia y su día a día. Las marcas han logrado de pronto una puerta para la información y han conseguido obtener datos y más datos sobre sus consumidores, lo que les permite obtener conclusiones y más conclusiones sobre cómo son, qué quieren y qué esperan del día a día. Por primera vez, las marcas pueden hacer un análisis predictivo sobre lo que sus consumidores van a querer que está basado en datos con una rigurosidad científica. Lo que los compradores quieren se puede ver, palpar, y hacerlo además de un modo fiable. Poco importa que ellos muchas veces no lo sepan: los datos se lo chivarán a la empresa.
El potencial de esta tecnología y el poder de la información como llaves para comprender mejor el futuro es por tanto muy elevado y muy poderoso y las marcas se están convirtiendo en creyentes de los datos y en entusiastas de los mismos. El big data ha aparecido para solucionarles todos problemas y se ha convertido en la herramienta perfecta para conocer tan bien al consumidor que todo lo que se le ofrezca sea relevante, valioso y destacable. Ahora, las empresas pueden crear productos que se ajustan a lo que el consumidor realmente quiere, lanzar campañas de marketing y publicidad que sean totalmente efectivas y conectar con ellos a todos los niveles.
Todo eso es cierto y todos los casos de éxito demuestran que las cosas pueden suponer muchos cambios y muy valiosos. Todos hemos leído en alguna ocasión alguna historia impresionante sobre cómo los datos han modificado la estrategia de una marca y cómo han asegurado el éxito de la firma, desde el primer caso paradigmático, cuando WalMart supo adelantarse mejor que la administración pública estadounidense a los efectos del huracán Katrina gracias al big data, hasta los últimos que se han convertido en virales, como la cadena de tiendas que supo que una adolescente estaba embarazada antes que sus padres o el supermercado que no eliminó unos cereales de sus referencias (aunque vendían poco) porque descubrió que esos pocos compradores eran muy valiosos y tenían una media de compras superior a las de los consumidores habituales.
Pero a los casos de éxito y a las historias que demuestran el poder del big data y de sus efectos sobre la estrategia de marca, habría que sumar también la lista de problemas que esta herramienta puede reportar y los retos que las marcas no tienen más remedio que asumir si quieren sobrevivir a la incorporación de la misma. Porque el big data tiene mucho potencial y puede ayudar a las marcas, pero no es una varita mágica que lo solucionará todo de una tacada sin obligar a las firmas a tomar ciertas precauciones y a cumplir con ciertas cuestiones. El big data supone muchas ventajas para la estrategia de las marcas, pero también obliga a cumplir con muchas cuestiones y a asumir unos cuantos retos.
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