Los niños no recuerdan un mundo sin Internet, y smartphones, tabletas y ordenadores forman parte de su entorno cotidiano tanto o más que la televisión. Así, no es de extrañar que haya peques que ya dominen la tableta mejor que sus padres, o bebés que intenten hacer pasar las páginas de un cuento simplemente apretando con su pulgar.
Pero además, cada año que pasa los nativos digitales entran antes en contacto con dispositivos y aplicaciones que antaño estaban reservados para los mayores de la casa. Hasta hace no mucho, el primer móvil se recibía en torno a los 15 años, cuando ya se entraba y salía de casa sin ningún control parental. Hoy, muchos niños lo tienen ya con diez años, y no porque los padres quieran saber donde están en cada momento -al fin y al cabo, a esa edad aún es fácil saberlo- sino como un elemento de entretenimiento más, un dispositivo donde escuchar música, compartir fotos, charlar con los compañeros del cole o hacer vídeos con todo tipo de efectos.
Y es que la edad media para recibir el primer teléfono, según datos de Influence Central, de los que se hace eco Warc, son los 10,3 años. Es cierto que los datos son americanos, pero son fácilmente extrapolables a la situación en España, donde la edad para empezar a usar un móvil propio también se reduce año a año.
De la misma manera, también se está reduciendo la edad a la que se empiezan a usar las redes sociales: el 11% de los niños abre alguna cuenta antes de los 10 años, mientras que el 39% lo hace entre los 11 y los 12 años. Como recalcan los autores del informe, esta influencia de lo móvil y lo social será clave para que las marcas alcancen este grupo demográfico a medida que crece.
Explican, en concreto que: "Los niños ya llevan su móvil a todas partes, y lo usan para acceder a las redes sociales. Atraer la atención de los niños en este paisaje donde las líneas entre lo móvil y lo social se desdibujan será la nueva frontera del marketing".
Los niños también emplean su smartphone para acceder a Internet (el 38% lo hacen así, lo que supone el doble de los que lo hacían en 2012). Asimismo, son muchos los que acceden a Internet a través de su propio ordenador o tableta (el 64% frente al 42%). Por contra, el uso de un ordenador compartido ha bajado del 70% al 54%.
El hecho de contar con dispositivos propios para acceder a Internet, y que ahora casi todas las casas tienen WiFi, ha hecho que la experiencia online se los peques sea más privada que nunca. El 24% ya pueden acceder a Internet cuando están solos en su habitación (mientras que en 2012 eran solo el 15%). Consecuentemente, han aumentado las restricciones en el uso y el empleo de programas de control parental; el 41% de los padres pone límites estrictos a sus hijos sobre cuando y donde pueden acceder a Internet.
Los niños son también una generación muy tecnológica, que da cada vez más importancia a la imagen como herramienta de comunicación (lo que explica el éxito de los selfies y las apps visuales como Instagram entre los preadolescentes), y además el peso de la red y sus herramientas es muy elevado a la hora de construir y manifestar su identidad.
Además, según un análisis de Mintel, estos niños vuelven a vivir el email como algo emocionante, algo que no pasa con adolescentes o millennials. Frente a la saturación de los chicos mayores, los niños y pre-adolescentes aman recibir cosas por correo (y así lo reconoce el 83% de ellos). Otra oportunidad de oro para las marcas, y el email marketing, para conectar con los consumidores más jóvenes.