Por Redacción - 15 Noviembre 2017
Los algoritmos son una parte cada vez más importante del día a día. La afirmación no es realmente una novedad y se ha convertido en una de esas cuestiones que se repiten de forma reiterativa porque son uno de los grandes cambios que marcan cómo están siendo modificadas las estructuras del mundo en el que nos movemos. De hecho, son ya algoritmos los que decide muchas veces qué anuncios vemos, pero también los que determinan cuánto nos costará el billete de avión que compramos o lo que nos recomendará la película que deberíamos ver después de la que acabamos de ver. Los algoritmos se han convertido en uno de los elementos que dominan nuestro día a día.
Y por ello hay quienes están ya analizando cómo los algoritmos cambiarán nuestro futuro y qué impacto tendrán en el mundo en el que vivimos. Se preguntan, así, si en el futuro próximo se enfrentarán los algoritmos a los seres humanos y si estos empezarán a tomar responsabilidades o funciones en las que ahora mismos las personas siguen siendo sólidas protagonistas. Por ejemplo, ¿serán los algoritmos quienes dominen en el futuro la toma de decisiones a nivel creativo y desplazarán por tanto a la mente humana de ese trabajo?
Sin embargo, el futuro es mucho más complejo, porque en realidad el enfrentamiento podría ir un paso más allá. Puede que no sea solo una cuestión de lucha de algoritmos contra humanos y de áreas de poder y de control, sino que también empiece a ser ya una cuestión de determinar qué creativo es el que va a ganar. La lucha del futuro será por tanto la que enfrente a algoritmos también contra otros algoritmos.
Como apuntan en un análisis en Quartz, ahora mismo lo que hacen los algoritmos es limitarse a una única cuestión. Un algoritmo se centra en algo y es endiabladamente bueno en ello. Pero, a medida que los algoritmos son más poderosos y tocan más palos y a medida que la tecnología va creando elementos más sofisticados (como bien está demostrando la inteligencia artificial), los algoritmos tendrán que ser capaces de crear acciones o comportamientos más cercanos al ser humano. Todo será mucho más complejo y todo necesitará algo mucho más completo, por lo que es importante el crear herramientas que permitan que los algoritmos trabajen juntos y en paralelo y el encontrar el algoritmo perfecto.
Por ello, no solo los algoritmos serán más sofisticados sino que además se acabará produciendo una especie de lucha entre ellos. Lo hará para hacer soluciones más eficientes y para hacer que lo que ofrecen sea más sofisticado, pero también - de un modo un tanto mucho más prosaico - para optar a los mismos trabajos o para llegar a los mismos consumidores.
Los algoritmos y la inteligencia artificial acabarán no solo compitiendo contra los humanos para robarles sus trabajos y sus funciones, sino también contra otros algoritmos para gestionar las cosas. En el futuro, por tanto, quien pujará por gestionar dónde se ven tus anuncios podrían ser unos cuantos algoritmos intentando demostrar que son los que lo hacen mejor (igual que hoy en día comparamos billetes de avión para ver quién los vende más baratos y mejores).
De hecho, ya es lo que está ocurriendo en un marketplace SingularityNET, construido usando blockchain, que permite a los algoritmos competir entre ellos. La plataforma funciona como una suerte de plaza de mercado en la que los algoritmos van ofreciendo lo que pueden hacer (lo que no lo va haciendo otro algoritmo) y se va pagando usando bitcoin. De este modo, no es solo que se usen varios algoritmos, sino que ellos mismos compiten entre ellos para hacer el trabajo y ellos mismos se organizan a la hora de hacerlo. Es un yo me lo guiso, yo me lo como tecnológico.