
Pascal Finette, además de profesor invitado en diversas universidades y Escuelas de Negocios, CEO de Frastrack y conferenciante, es miembro de la Singularity University, un Centro cuyo campus se sitúa en el Parque de Investigación de la NASA. Sus programas docentes buscan explorar las oportunidades que el futuro va a presentar, y preparar a los líderes que las organizaciones necesitarán entonces. En ciertos ambientes --conviene decirlo-- a ésta se le llama la "Universidad del optimismo".
La tesis de Finette se sustenta en la Ley de Moore, formulada en 1965 y corroborada desde entonces por los hechos, que expresaba que cada dos años, y gracias al desarrollo de los microprocesadores, se duplica la potencia computacional de las máquinas en forma exponencial. Si se analiza la formación neuronal de nuestro cerebro y su capacidad operativa y se pone como referencia a alcanzar, entonces se obtiene una fecha precisa en la que dicha evolución otorgará a las máquinas un poder de procesamiento -inteligencia-- equivalente a la de los humanos. La fecha es 2045.
Por muy llamativa que resulte, no me atrevería yo a calificar esta previsión como utópica o de ciencia-ficción. Lo cierto es que si echamos la vista atrás apenas unos años en nuestra vida y nuestro entorno deberemos aceptar que el cambio ha sido radical y no es difícil, por tanto, prever que así lo será en un próximo futuro, si cabe a una velocidad aún mayor.
Lo interesante de la formulación de P. Finette es la previsión de las consecuencias que este desarrollo va a tener. El habla de que la informática ya no se identificará con un conjunto de dispositivos digitales, vinculados entre sí, pero aún ahora independientes. Más bien, la informática y todo lo que supone será parte del ambiente. Los "aparatos" digitales quedarán físicamente reducidos a su mínima expresión, sin merma, sino más bien al contrario, de su potencia. Se maneja ya el concepto de "polvo inteligente", una especie de pintura digital mediante la que cualquier superficie podrá convertirse en un dispositivo capaz de recibir y gestionar datos y ofrecernos el cálculo o la información que precisemos. En otras palabras -afirma el Prof. Finette—"todo" será un ordenador… de manera que ciertas actividades que hasta ahora exigían nuestra atención y esfuerzo por ser los únicos capaces de resolverlas, estarán en manos de las máquinas ya tan "inteligentes", y por tanto suficientes, como nosotros.
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