Ninguna empresa, independientemente de su tamaño o sector, está exenta de ser el objetivo de un ataque informático. Vivimos en la era de la información y de la globalización. En el mundo hay nada más y nada menos que más de 10.000 millones de dispositivos conectados a internet, intercambiando y generando datos, cifra que los expertos prevén se multiplique por cinco en las próximas décadas. Cada una de estas conexiones es una puerta de entrada para cualquier ciberdelincuente que quiera utilizar esta información de forma fraudulenta, por la tanto, es importante que estas puertas no sólo estén aseguradas con llave sino que estén blindadas ante cualquier amenaza.
Actualmente, la seguridad informática se ha convertido en uno de los principales retos a los que ha de enfrentarse cualquier compañía. Tal y como afirma el último estudio del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INE), el 32% de las empresas admite haber sido víctima de ciberataques en el último año. España, concretamente, ya se ha convertido en el tercer país del mundo que más los ha sufrido y sólo nos superan Estados Unidos y Reino Unido. Casos como el hackeo a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos), coincidiendo con el Día Mundial de la Propiedad Intelectual; a El Corte Inglés, en el que se hizo público sus gastos; o el secuestro de información a Telefónica hace tan sólo unos meses, lo demuestran. Pero, ¿cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos? ¿estamos ejecutando las medidas necesarias para evitar un ataque informático?
En cualquier caso, existe una variable común en todas estas situaciones, el factor humano. El 80% de los ciberataques tienen su origen en un error humano. Muchos profesionales aún no conocen los riesgos a los que se exponen día a día y mucho menos, como evitarlos. La formación, por ello, ha de convertirse en un pilar clave para sensibilizar a toda empresa que quiera mantener su seguridad intacta. La rápida transformación digital a la que estamos asistiendo, trae consigo una serie de retos que, en muchos casos, las empresas han descuidado, por falta de conocimientos y herramientas para hacerles frente. En este sentido, es vital profesionalizar el cambio y apoyarse en expertos capaces de apoyarlas y acompañarlas en este camino.